En la rica y variada gastronomía española, el costillar ibérico ocupa un lugar privilegiado en el corazón y el paladar de los aficionados a la buena mesa. Este manjar, que combina tradición y modernidad, se convierte en el protagonista de mesas festivas y encuentros familiares. Hoy nos sumergimos en la magia de su sabor y la técnica de su marinado, que se transmite de generación en generación.
El costillar ibérico no es solo una pieza de carne, es un viaje sensorial a través de los sabores más profundos de España. El marinado, clave en su preparación, es el arte de adobar la carne con una mezcla de especias y líquidos que potencian su sabor y tiernizan su textura. Y finalmente, la cautivadora experiencia que ofrece al degustarlo, ya que no solo nutre el cuerpo, sino también el espíritu con cada bocado.
1UN SABOR CON HISTORIA: EL COSTILLAR IBÉRICO
La fama del costillar ibérico no se ha ganado a la ligera. Sus orígenes se hunden en el tiempo, con una selección génica que data de hace siglos. El cerdo ibérico, del que se obtiene nuestro protagonista, es una especie autóctona de la Península Ibérica, criado al aire libre en la dehesa y alimentado con bellotas durante la montanera. Este proceso confiere a la carne unas cualidades únicas, con una textura y una grasa inconfundiblemente jugosa.
La importancia del costillar ibérico trasciende su sabor y se convierte en un elemento cultural, formando parte de fiestas y celebraciones. Cada región de España tiene su toque especial, su receta que pasa de mano en mano y de mesa en mesa, haciendo de cada costillar un reflejo de la diversidad gastronómica española.
El conocimiento sobre la mejor manera de cocinar esta pieza es fruto de la experiencia. Así, se ha perfeccionado el asado y la barbacoa a baja temperatura, manteniendo la carne tierna y jugosa por dentro y crujiente por fuera, conquistando los sentidos con su incomparable aroma a tierra y tradición.
Todo comensal que se precie sabe que el secreto de un buen costillar reside en su marinado. Una buena mezcla de especias y condimentos, donde el pimentón, el ajo, el aceite de oliva y otros ingredientes realzan el sabor autóctono, potenciando y respectando al mismo tiempo la calidad de la carne.
