Cae una banda que utilizaba documentación robada por carteristas para pedir créditos y cometer estafas

Agentes de la Policía Nacional han desarticulado una organización criminal que vendía documentaciones robadas por carteristas para hacerse pasar por las víctimas para pedir créditos bancarios en toda España y cometer estafas masivas, ha informado este miércoles los investigadores en la sede de la Jefatura Superior de la Policía de Madrid.

Un total de 53 individuos fueron individuos, la mayoría españoles. Del total 18 de eran mujeres. Tenían funciones diferenciadas dentro del entramado, siendo dos varones los cabecillas, un español de 57 años y un marroquí de 48. Uno de ellos encargado de dirigir la organización en Madrid y el otro era responsable del resto de España.

El escalón más bajo de la organización sustraía efectos personales para posteriormente cometer estafas masivas, falsedades documentales y blanqueo de capitales entre otros, llegando a causar un perjuicio total cercano a los tres millones de euros, con más de 200 víctimas en toda España. Alguno fueron estafados entre 15.000 y 20.000 euros.

LA INVESTIGACIÓN

La investigación se inició en el mes de agosto del pasado año 2022 cuando los agentes del Grupo de Investigación y Fraude de la Brigada Móvil de la Policía Nacional tuvieron constancia de numerosos hurtos que se estaban cometiendo en la red del suburbano de Madrid.

Además, las víctimas de estos delitos, repartidas por toda España, volvían a denunciar con posterioridad nuevos hechos delictivos en distintos puntos de España en los que se utilizaba la documentación que les había sido robada. La primera en denunciar lo hizo porque vio un extracto bancario de 2.500 que no era suyo.

Se trataban de delitos tales como estafas masivas, falsedades documentales, apropiaciones indebidas, blanqueo de capitales, hurtos y usurpaciones de estado civil, etcétera.

Los arrestados, de diferentes gastaban rápidamente el dinero conseguido en irse de fiesta o en grandes regalos. Dos mujeres blanqueaban el dinero vendiendo productos en aplicaciones de compraventa de artículos, han indicado los investigadores.

HACIÉNDOSE PASAR POR VÍCTIMAS

Tras dos años de laboriosa investigación, los agentes determinaron la existencia de una organización criminal compuesta por diferentes escalones. En el primero de ellos se encontraban dos varones los cuales dirigían el entramado, uno desde el barrio madrileño de Retiro y otro en Getafe.

Inmediatamente por debajo, había un segundo escalón formado por dos bloques. Uno de ellos, compuesto por una decena de suministradores y carteristas rumanos, que tenía la misión de adquirir documentación sustraída en el transporte de Madrid.

En un primer momento, se adueñaban de los objetos de valor y utilizaban las tarjetas para hacer pagos de pequeñas cantidades con la tecnología contactless hasta que fueran anuladas.

Posteriormente, la documentación sustraída era entregada previo pago al bloque de coordinadores. Estos captaban a personas toxicómanas que conformaban el grupo de usurpadores y los caracterizaban de manera similar a las víctimas de las documentaciones sustraídas no dudando en utilizar accesorios como gafas o gorras.

Después les acompañaban a entidades financieras para hacer disposiciones de efectivo o solicitar créditos. Por estos servicios se les pagaba con dinero en efectivo o con sustancias estupefacientes.

VARIABA EL VALOR DE LA DOCUMENTACIÓN SEGÚN EL SEXO DE LA VÍCTIMA

La Policía ha destacado el valor de las tarjetas bancarias que variaba según el lugar donde habían sido sustraídas ya que suponían que podían disponer de mayor liquidez en zonas acomodadas de Madrid.

Además, eran mejor pagadas las documentaciones de mujeres ya que era más fácil buscar usurpadoras y caracterizarlas para encontrar un parecido con las víctimas. De hecho, se ponían pelucas, gafas, maquillaje o mascarillas para hacerse pasar por las otras personas ante los operarios bancarios. Son unos 40 los usurpadores.

Continuando con la investigación, los agentes constataron la existencia de otros dos escalones, uno denominado de logística compuesto por dos mujeres cuya misión era blanquear el dinero obtenido por los dirigentes de la organización criminal. Además, a través de redes sociales, vendían los productos comprados por los componentes del grupo.

Y un tercer escalón conformado por los financiadores cuya misión era conseguir y suministrar la sustancia estupefaciente que luego era utilizada para abonar los servicios a los usurpadores.

Finalizando con la investigación, el pasado mes de enero se estableció un dispositivo policial para la detención, el 8 de febrero, de los integrantes de la organización criminal en el que se realizaron tres entradas y registros. Se recuperaron numerosos efectos, dinero en efectivo e identificaciones utilizadas en los hechos delictivos.

Además, en un parque del madrileño distrito de Moratalaz se localizaron varios zulos donde se encontró gran parte de la documentación, entre 60 y 70 DNIs y NIEs, además de unos 30.000 euros en efectivos. También hallaron en un piso de Getafe un kilo de éxtasis, un pequeñas cantidades de cocaína y heroína.

Luego fueron detenidas las 53 personas como presuntos autores de los delitos de blanqueo de capitales, usurpación de estado civil, contra la salud pública, hurto, estafa, trata de seres humanos, falsedad documental y pertenencia a organización criminal.

De la totalidad de los arrestados, seis de ellos, los principales responsables, se encuentran en prisión. Otros 8 fueron implicados también en esta operación están en prisión por otros delitos, han indicado los investigadores.