El ‘cohete’ de Sánchez vuela fuera de órbita: «Europa está ante la encrucijada»

Pedro Sánchez recoge el guante de los ‘brotes verdes‘ de José Luis Rodríguez Zapatero trece años después. Para el presidente del Gobierno ha cambiado el paso al asegurar que la economía ha pasado de ir como una moto a ir como un cohete, todo para celebrar el maquiavélico resultado del 12-M en Cataluña, donde PSC, PP y Vox suman mayoría absoluta, así como PSC más Junts, un pacto no explorado en Democracia y que podría servir de gasolina para hacer desaparecer a ERC.

No obstante, la economía española se ha subido a un cohete propulsado por la inflación, los elevados tipos de interés y una deuda que ha alcanzado máximos históricos, por encima de los 1,61 billones de euros, el 109% del PIB. A pesar de incumplir con las reglas de austeridad -deuda por debajo del 60% del PIB y un déficit estructural del 3%-, el jefe del Ejecutivo saca pecho con la macroeconomía, mostrando un crecimiento del PIB superior al del resto de Europa.

No obstante, España ha sido la economía más rezagada desde el inicio de la pandemia al recuperar los niveles previos a la crisis sanitaria a finales de 2023, un año después de que el resto de países europeos lo hubieran logrado. Además, solo ocho Comunidades Autónomas registraron niveles superiores a los de 2019.

Pero estas dos velocidades, donde hay alumnos aventajados como Madrid, para Sánchez es ir como primero como una moto y después como un cohete. No obstante, el crecimiento económico está sustentado de forma ‘artificial’ en una inflación galopante. Las empresas facturan más, pero no venden más volumen de producto, mientras la recaudación fiscal alcanza máximos históricos, con 271.935 millones el pasado año. La inflación acumulada desde mediados de 2021 -cuando se modifica el límite máximo del precio de la luz desde 181 a 3.000 euros- alcanza un 15%.

LA DEUDA E INFLACIÓN, LOS PRINCIPALES LASTRES DE PEDRO SÁNCHEZ

No obstante, las variables del PIB muestran un frenazo económico. Por un lado, las horas trabajadas caen casi la mitad de la subida del PIB, mientras que el empleo se hunde en el mismo porcentaje, 0,3% en ambos casos, frente al ascenso del 0,7%. Todo ello, con una deuda que no deja de subir, mientras que la relación con el PIB cae precisamente por el efecto del alza de los precios y los altos tipos de interés, es decir, por la mayor subida del PIB respecto a la deuda, pero en ambos casos, numerador y denominador, ascienden.

De hecho, al Tesoro no solo le cuesta más la emisión de deuda, sino que necesita más para abonar los altos intereses a corto plazo. En concreto, la Administración General del Estado ha registrado una necesidad de financiación de 94.000 millones extras en los últimos doce meses.

Esta no es precisamente la definición de una economía boyante, sin lastres ni hipotecas futuras. Y es que, los ahorros de los hogares y familias se sostiene porque se deja de consumir para derivar ese gasto a las cuentas corrientes. Al contrario que el Gobierno, las propias familias evitan endeudarse con estos tipos de interés, estancando así la petición de los créditos. Con todo, las familias no logran ahorrar más de 11 de cada 100 euros que entran en casa.

Otra de las variables que muestra el frenazo económico, no solo en Europa, sino también en el resto del mundo. Las exportaciones llevan casi un año de caídas, mientras que la inversión extranjera se desploma a niveles no vistos. Y no, esto no es una economía que vaya como un cohete, por más que lo reitere el presidente del Gobierno.

No obstante, no solo la marcha económica preocupa y ocupa. El escenario político se enturbia ante la llegada de las elecciones europeas, con vuelcos de calado en Portugal, Alemania, Francia e Italia, con un fuerte respaldo hacia las posiciones conservadoras.

Por el momento, España tiene un cierto respaldo de la Comisión Europea al elevar las previsiones de crecimiento debido al récord de afiliados, mientras que los sectores del turismo y servicios tiran al alza, con récord de pasajeros en los principales aeropuertos. No obstante, el principal problema continúa siendo la vivienda.

EL 9-J, EUROPA Y SÁNCHEZ SE LA JUEGAN

Para este 2024, la Comisión Europea apunta a un crecimiento del 2,1% para España, son cuatro
décimas más de las aventuradas el pasado mes de febrero. La Eurozona continuará creciendo, pero a un menor ritmo, debido al frenazo alemán, a un paso de la recesión. «Europa está ante la encrucijada», afirman fuentes parlamentarias ante el crucial 9-J.

Rusia y China aún no han dicho su última palabra y el 9-J podría cambiarlo todo
Rusia y China aún no han dicho su última palabra y el 9-J podría cambiarlo todo

Las elecciones pueden traer consigo nuevos acuerdos y un cambio de rumbo radical, especialmente si ganan formaciones dedicadas a proteger a empresas europeas, al más puro estilo Trump. Y es que, los nacionalismos se han hecho fuertes por la deriva y mano laxa con todos los asuntos que afectan a los europeos, como la inmigración ilegal y la posición con Israel y Rusia, que pueden traer consigo acuerdos alejados con las posiciones actuales.

De nuevo, Bruselas sustenta el crecimiento sobre las familias, que destinan cada vez más ingresos para consumir menos que antes de la pandemia. La inflación elevará la demanda interna, que se convertirá en una de las piezas fundamentales del crecimiento. El sistema por ahora aguanta, pero dejará de hacerlo si no comienzan a bajar los tipos de interés.

MÁS CRECIMIENTO, PERO SIN REDUCIR EL PARO

Para la Comisión Europea, la tasa de paro alcanzará el 11,6%, una cifra muy similar a la del pasado año. Es decir, España no aprovecha el crecimiento para reducir la tasa de desempleo, una muestra más de que el cohete de Pedro Sánchez está fuera de órbita. Y es que, el empleo creado no saca a parados de las listas.

El candidato del PSC, Salvador Illa, con Pedro Sánchez
El candidato del PSC, Salvador Illa, con Pedro Sánchez

Para Bruselas, España continuará en la senda del crecimiento por la llegada de inversión extranjera, detraída desde hace once meses. Para ello, se prepara otra descarga de fondos europeos, con mejores condiciones y para empresas del tejido productivo, aunque los fondos no están siendo el revulsivo esperado. Y es que, mientras España viaja en cohete, los países con negocios e intereses no están encontrando la tecla para poner el motor a punto. Las exportaciones caen con fuerza, pero para Bruselas subirán un 1,6% con la venta de mercancías, pese al declive industrial.

LA INDUSTRIA, FOCO PRINCIPAL DE EUROPA

La industria es uno de los principales lastres en el Viejo Continente. Las empresas se marcharon con la crisis inmobiliaria para mejorar todos los ratios. Las fábricas están en su mayoría fuera de Europa, especialmente en India, China, Vietnam, Turquía y Marruecos. Mano de obra barata, abaratamiento y férreo control de costes para engrosar el beneficio. El cierre de China demostró la equivocación de esta globalización.

Asimismo, la pandemia ha traído varios efectos adversos. No hay componentes, recambios ni tampoco competitividad en Europa, cada vez más aislada en una polarización entre EE UU y Rusia, con el foco puesto en Ucrania e Israel, así como en el Sahel y otras zonas, como Latinoamérica, donde es más visible la división en bloques del continente.