Los diputados de Francia iniciaron este lunes el debate sobre un controvertido proyecto de ley para permitir el suicidio asistido bajo estrictas condiciones, un proceso que podría extenderse más de un año y que, de ser aprobado, acercaría a Francia a la legislación de sus vecinos europeos.
Esta gran reforma social, promovida durante el segundo mandato del presidente Emmanuel Macron, es vista por algunos como abrir «la caja de Pandora» de la eutanasia, mientras que otros la consideran esencial para aliviar el sufrimiento de los enfermos terminales.

Según un reciente sondeo de IFOP para la Asociación por el Derecho a Morir Dignamente (ADMD), aproximadamente nueve de cada diez franceses apoyan la autorización de la eutanasia o el suicidio asistido para personas con enfermedades incurables e insoportables. Sin embargo, se prevé que los debates parlamentarios sean intensos, con una fuerte oposición de representantes religiosos y trabajadores de cuidados paliativos, lo que podría prolongar el trámite hasta mediados de 2025 o más allá.
La diputada ecologista Sandrine Rousseau ha compartido su experiencia personal, afirmando: «Yo ayudé a mi madre a morir. Ella se suicidó y yo estaba presente. ¿Quién soy yo para impedírselo?». En contraste, el diputado derechista Philippe Juvin, anestesista de profesión, se opone a ir más allá de la sedación profunda actualmente permitida por la ley. «Yo no maté a mi padre. Lo ayudé. La diferencia es fundamental», aseguró Juvin, miembro del partido opositor Los Republicanos (LR), partido con el que Macron ha colaborado para aprobar sus principales reformas desde la pérdida de la mayoría absoluta en 2022.

En esta ocasión, el oficialismo centrista podría buscar apoyo en la izquierda para aprobar su proyecto de ley, el cual enfrenta el rechazo de la mayoría de los diputados de derecha y también divide a la extrema derecha, dependiendo de visiones y experiencias personales.
1Proceso en Francia

El proceso para la creación de esta ley comenzó en diciembre de 2022 con una convención de ciudadanos seleccionados al azar para debatir sobre la «ayuda a morir». En abril de 2024, el gobierno presentó su proyecto de ley, que busca ofrecer a ciertos pacientes la posibilidad de suicidarse y, en caso de ser incapaces de llevar a cabo el acto, recibir ayuda para morir.
El proyecto inicial permite la administración de una sustancia letal a adultos que lo soliciten, siempre que estén en riesgo de morir a corto o medio plazo por una enfermedad incurable que provoque dolores intratables. Sin embargo, durante los debates en comisión, los diputados modificaron la formulación para incluir la noción de pacientes «en fase avanzada o terminal», en lugar de «corto o medio plazo».
El gobierno teme que este cambio pueda desequilibrar el proyecto, que excluye a menores de edad y a pacientes con enfermedades psiquiátricas o neurodegenerativas que afecten al discernimiento, como el alzhéimer.