La Red Velvet, con su esponjoso bizcocho de cacao y su distintivo color rojo, es un clásico irresistible que combina a la perfección lo tradicional y lo moderno en cada bocado. Los ingredientes incluyen 120 ml de leche, 1 cucharada de jugo de limón y 1 cucharada de vinagre para la preparación de buttermilk, 2 huevos para la estructura, 200 gr de azúcar y 2 cucharadas de esencia de vainilla para el equilibrio de dulzura, 200 ml de aceite para la humedad, y 1 cucharada de colorante rojo para la característica tonalidad distintiva.
La base de la Red Velvet se compone de 250 gr de harina 0000, 1 cucharada de polvo de hornear, 1 cucharada de cacao amargo y una pizca de sal para la textura y el sabor adecuados. Además, se agrega 1 cucharada de bicarbonato de sodio y 1 cucharada de vinagre para mejorar la esponjosidad. El relleno, 280 gr de queso crema, 140 gr de manteca, 140 gr de azúcar impalpable y 1 cucharada de esencia de vainilla, que se combinan para crear una crema sedosa y decadente.
El truco para una red velvet esponjosa

La preparación de Red Velvet comienza con una cuidadosa combinación de ingredientes. En una taza, se mezcla la leche con el vinagre y el jugo de limón, creando una textura única. Mientras tanto, en un bol de batidora, se baten los huevos con el azúcar, la esencia de vainilla y el crucial colorante rojo hasta obtener una mezcla esponjosa. Se añade luego el aceite y la leche cuajada, continuando con la incorporación de los ingredientes secos tamizados, como la harina, el cacao y una pizca de sal, alternando con movimientos envolventes para garantizar una masa uniforme.
El truco para activar el bicarbonato de sodio con vinagre es un detalle crucial que garantiza la esponjosidad característica de la Red Velvet. Esta reacción química, aunque sutil, es fundamental para alcanzar la textura perfecta en cada bocado. Una vez horneado, durante aproximadamente una hora, el bizcocho se retira del horno y se deja enfriar, preparándolo para el siguiente paso: la creación del frosting.
Frosting y armado final
El frosting, es una combinación de manteca pomada, azúcar glas, esencia de vainilla y queso crema, se bate hasta obtener una crema suave y sedosa. Esta mezcla cremosa se convierte en el complemento ideal para el bizcocho esponjoso, agregando una capa de sabor y textura que completa la experiencia de la Red Velvet. Al cubrir cada capa de bizcocho con una generosa porción de frosting y un toque de almíbar, se logra un equilibrio perfecto entre dulzura y humedad
El armado final requiere cuidado y atención al detalle: cortar el bizcocho en tres capas y alternarlas con almíbar garantiza que cada porción esté impregnada de sabor y humedad. Luego, cubrir toda la Red Velvet con una capa generosa de frosting, decorada con trozos de bizcocho desmenuzado, es el toque final que eleva esta obra maestra a un nivel de elegancia y sabor incomparables.