Las cirugías estéticas tienen historia y, aunque parezca una intervención de la modernidad, tiene su antecedente milenario. Las primeras cirugías se realizaron en el antiguo Egipto, donde los cirujanos apuntaban a mejoras faciales de aquellos que habían sido lastimados en guerras y enfrentamientos.
Rinoplastia y hasta liposucción fueron algunas de las cirugías más populares de la Edad Media y los métodos poco convencionales causan estupor a quienes son fácilmente impresionables. El valor de la belleza no es algo nuevo y, a pesar de que el concepto fue modificándose por el tiempo, la obsesión y necesidad de un cambio estético es antiguo.
Los métodos de cirugía estética de esa época no son los más comunes, ni los más cómodos. De acuerdo a documentos del Antiguo Egipto, se reveló que se suturaban heridas faciales con tendones de animales o “se recolocaba una nariz fracturada con ayuda de dos tapones de lino saturados con grasa”.
Pero además de curar heridas de guerra o combates, las primeras cirugías meramente estéticas se dieron gracias a una patología: la sífilis. Esta enfermedad de transmisión sexual tenía un síntoma inevitable y, quienes la padecían, quedaban en evidencia. La sífilis podía deformar la nariz y los contagiados morían de vergüenza, por lo que, los estudios de la época comenzaron a realizar estas cirugías con un método poco ortodoxo: injertaban colgajos de piel procedentes de la parte interior del brazo.
Las cirugías, una operación de riesgo y muerte

A pesar de la necesidad de reparar algunas deformidades, las cirugías implicaron una situación de riesgo y varios pacientes mueren durante ellas. Muchos de los intervenidos morían por el dolor o también quedaban más deformes de lo que habían ingresado. Los riesgos no eran solo para pacientes, sino también para los médicos, que podían ser atacados por los hombres que no estaban contentos por los resultados. Eso fue lo que sucedió con el doctor Tagliacozzi que fue perseguido y mandado ejecutar por la Inquisición italiana.
Las cirugías de nariz o rinoplastias son las más frecuentes en esta época, pero tienen su raíz en una costumbre india. En ese país se cortaba la nariz de los ladrones, desertores y mujeres adúlteras. Finalmente, con la aparición de la anestesia (1844) y la antisepsia (1867 la situación cambió y aparecieron los primeros médicos que comenzaron a realizar cirugías por deseo más que por necesidad. Es así como, durante la Primera Guerra Mundial, algunos especialistas empezaron a realizar operaciones estéticas a hombres mutilados para que el impacto del cambio no sea tan radical.