Renault tiene como objetivo reducir en un 40% el coste de fabricación de sus vehículos eléctricos antes de que finalice la década. Esta meta forma parte de su estrategia para electrificar las ventas del grupo y convertirse en líder del sector automovilístico, aspirando a lograr la neutralidad en carbono en 2050, con el propósito de alcanzar este hito una década antes, en 2040, en el caso de Europa.
Los cambios en el entorno automovilístico
Desde el año 2010, el panorama mundial ha experimentado cambios significativos a pesar de la estabilidad tecnológica que se mantenía, hasta la salida a Bolsa de Tesla en junio de 2010, valorada en 1.700 millones de dólares (aproximadamente 1.571,85 millones de euros). En dicho periodo, también se produjo el intento «fracasado» de las marcas chinas de introducirse en el mercado europeo hace 15 años, debido a problemas de calidad y seguridad.
Los retos del futuro según Renault España
El director general de Renault España, Josep María Recasens, destaca que la situación ha evolucionado notablemente para el año 2024 y plantea seis desafíos cruciales que podrían modificar el rumbo del sector automovilístico: descarbonización, volatilidad tecnológica, ultrarregulación, coste de materias primas, digitalización y formación de empleados.
Recasens señala que el sector automovilístico es responsable de gran parte de las emisiones de CO2 a nivel global, lo cual destaca en el Día Mundial del Medioambiente celebrado en las oficinas centrales de Renault Group España en Madrid.
La transición hacia la movilidad eléctrica
Existen múltiples razones que motivan el cambio de estrategia hacia la movilidad eléctrica, entre ellas la adhesión al Nuevo Pacto Verde Europeo, los objetivos fijados en el Acuerdo de París 2015 para la reducción de emisiones y el compromiso con las nuevas generaciones.
Para el año 2035, la Unión Europea aspira a eliminar por completo las emisiones de CO2 en el continente, imponiendo multas a las empresas que incumplan esta normativa. Renault tiene previsto afrontar este desafío mediante inversiones en proyectos orientados a la protección del clima y la reducción de emisiones contaminantes inevitables en el negocio.
La importancia del vehículo eléctrico para alcanzar los objetivos
Recasens destaca que el año 2035 será crucial para la descarbonización, siendo el vehículo eléctrico la pieza clave. Se prevé que habrá suficientes opciones eléctricas en el mercado para contribuir a la reducción de emisiones. Para cumplir con la legislación europea, se estima que uno de cada dos vehículos vendidos en 2030 deberá ser eléctrico, según lo establecido en el New Green Deal de la UE, con el objetivo de emitir apenas 50 gramos de CO2 por kilómetro recorrido.
Además, se plantea que en 2025, el sector automovilístico deberá alcanzar el 25% de sus ventas en coches eléctricos para avanzar hacia dicha meta.
Equilibrando la estrategia de Renault
La estrategia de electrificación de la flota de coches de Renault en Europa se ve complementada por la mejora del rendimiento de otras divisiones del negocio, ya que los vehículos completamente eléctricos no son tan rentables como los de combustión.
En este sentido, el grupo Renault ha segregado las actividades relacionadas con los motores de combustión, cajas de cambio y motores híbridos en la división de Horse, junto a Geely, para vender coches de combustión fuera de Europa, especialmente en China.
Mediante esta estrategia, el grupo busca aprovechar la escala a nivel mundial a través de dos entidades distintas, una orientada a los mercados emergentes con dos millones de coches (Horse) y otra con 2,5 millones de clientes en Europa (Renault). Esto permitirá lanzar las nuevas generaciones de motores de manera más eficiente y rentable.
El enfoque de Renault es evitar un impulso descontrolado hacia los vehículos eléctricos, reconociendo su necesidad de rentabilidad y la importancia de no perturbar el mercado bruscamente.
Con una visión estratégica orientada a la sostenibilidad y la rentabilidad a largo plazo, Renault se posiciona para liderar la transformación hacia la movilidad eléctrica y cumplir con los estándares medioambientales cada vez más exigentes en Europa y a nivel global.