La cátedra de Begoña Gómez duplicó todo el presupuesto asignado a Escuela de Gobierno de la Universidad Complutense de Madrid, el organismo encargado de licitar el polémico concurso público para terminar el software para la Transformación Social Competitiva, la herramienta que después se difundió a través de la Cámara de España y otros entes con el fin de captar pequeñas y medianas empresas.
Begoña Gómez, la esposa de Pedro Sánchez, fue la encargada de redactar el pliego de prescripciones técnicas. Lo hace el 25 de julio de 2023, dos días después de la votación de las elecciones generales que perdió su marido, pero mantuvo La Moncloa tras los pactos con los independentistas. Para entonces, la Universidad Complutense de Madrid había dado luz verde.
Todo ello, pese a exceder el presupuesto del área de Escuela de Gobierno de la propia universidad. De hecho, el presupuesto de la licitación de la herramienta informática hubiera supuesto el 88% del total gestionado por Escuela de Gobierno, que tenía bajo gestión en los presupuestos de 2023 apenas 70.000 euros.
ESCUELA DE GOBIERNO NO TENÍA PRESUPUESTO SUFICIENTE PARA LICITAR EL CONCURSO
De este montante, 6.800 euros se dispusieron para gastos de personal; otros 47.800 para gastos corrientes en bienes y servicios, donde la mayor parte recaló en las celebraciones y actos académicos (12.300 euros) según las cuentas publicadas por la UCM, consultadas por MONCLOA. La otra partida con el montante más elevado alcanzó los 9.000 euros, destinados a comisiones de servicio. El departamento no contaba así con partida propia para realizar los trabajos de 60.000 euros -72.500 euros con IVA- que costó la finalización del software iniciado de forma altruista por Indra, Telefónica y Google, quienes habían aportado un total de 150.000 euros.
Según la licitación, el departamento de Escuela de Gobierno asignó para el concurso la partida «G/2270600/1000». No obstante, no hay constancia alguna ni en los Presupuestos de 2021, 2022 ni 2023 de esta partida ni a qué departamento pertenecen. Sí existen otras partidas de igual numeración, pero cambian los últimos cuatro dígitos. Así, por ejemplo, G/2270600/2000, pertenece a la Facultad de Físicas y el montante apenas representa el 1,66% de la licitación.
De hecho, la única vez que se refiere la administración pública a dicha partida es en la plataforma de contratación pública y en el propio escrito fechado el pasado 5 julio para iniciar la licitación.
LA RESOLUCIÓN A FAVOR DE BEGOÑA GÓMEZ, FIRMADA POR EL RECIÉN LLEGADO GOYACHE
En este sentido, se trata de una «resolución» del órgano de contratación de la Universidad Complutense de Madrid para dar luz verde a la tramitación del expediente del contrato para el servicio de asistencia y asesoría técnica y tecnológica para la creación de una plataforma de gestión y medición de impacto para la pequeña y mediana empresa. Para su adjudicación se utilizó el procedimiento abierto simplificado y en uso de las competencias atribuidas al rectorado de la UCM.
La resolución está firmada por el rector de la Complutense, Joaquín Goyache, quien tomó posesión del cargo apenas una semana antes de sellar el escrito, publicado dos días después en el boletín oficial de la UCM.
La resolución se basó en «las competencias atribuidas» al rectorado y en uso de las atribuciones «que me han sido delegadas por el Decreto Rectoral 28/2023, de 28 de junio, de establecimiento de los Vicerrectorados de la Universidad Complutense de Madrid, de delegación de competencias y de diversas cuestiones de índole organizativo». Fue el propio director de la Escuela de Gobierno quien motivó la licitación.
BEGOÑA GÓMEZ NO APORTÓ UN EURO PARA SU PROGRAMA
Begoña Gómez patentó el software y constituyó la empresa que lo gestiona 46 días después de la licitación bajo el nombre Transforma TSC. No obstante, la herramienta informática debió quedarse en el perímetro de la UCM al haber dotado recursos públicos para el desarrollo de la misma. En total, Begoña Gómez no aportó un euro para dicho programa, cuyo coste total asciende a 210.000 euros -sin IVA- para poder mostrarlo en su propia cátedra.
Goyache ha asegurado que no le importa quién se quedase el software, así como que despreció el hecho de que la UCM hubiera abonado 60.000 euros para un trabajo de una cátedra sin haber obtenido nada a cambio. Sus declaraciones en El Mundo pusieron de relieve una falta en la gestión y que ahora la Asamblea de Madrid tratará de depurar responsabilidades políticas a través de una comisión de investigación que se iniciará en octubre de este año.
EL SOFTWARE ES PARA LA CÁTEDRA, PERO BEGOÑA GÓMEZ SE LO APROPIÓ
Otro de los asuntos a despejar es cómo acabó Begoña Gómez codirigiendo una cátedra sin ser licenciada en la materia. La normativa establece que todo trabajo realizado para la cátedra debe quedarse a través de una donación en la Universidad, pero la esposa del presidente del Gobierno la puso a su nombre sin que la UCM le haya reclamado aún el software.
De hecho, los trabajos realizados en una cátedra son para la misma, en ningún caso para el director o directores o profesorado. Este software se realizó a través de entidades y sus donaciones tienen una fuerte desgravación en la Declaración de impuestos, pero Begoña Gómez quería ese software.
«La donación se formalizará mediante la suscripción del correspondiente documento que reconozca y regule las aportaciones efectuadas», apunta la normativa, pero se establece que es la cátedra la beneficiaria de esta herramienta, en ningún caso la mercantil de Begoña Gómez.
