lunes, 9 junio 2025

Vidas minadas: 25 años retratando la dignidad de las víctimas de guerra

El fotoperiodista Gervasio Sánchez ha dedicado gran parte de su trayectoria profesional a retratar las vidas y la dignidad de las víctimas de minas antipersona durante conflictos armados. A través de su exposición ‘Vidas minadas/25 años’, que se puede visitar en el Palau Robert de Barcelona hasta el 25 de agosto, Sánchez muestra el resultado de un proyecto que comenzó en 1995 y que ha plasmado en fotografías en blanco y negro las historias de personas que han vivido estas experiencias y su evolución a lo largo de los años.

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Sánchez, cansado de cubrir conflictos armados donde las víctimas mortales eran tratadas como simples números, se propuso personalizar a las víctimas de las guerras. Antes de embarcarse en este proyecto, no era consciente del gran impacto que las minas antipersona tenían sobre las vidas de las personas, especialmente en las posguerras. A través de su trabajo, el fotoperiodista ha defendido que lo que los visitantes verán en la exposición «es periodismo puro».

Historias de superación y dignidad

A lo largo de la exposición, se presentan diversas historias de personas que han sufrido las consecuencias de las minas antipersona. Uno de los casos destacados es el de Manuel Orellana, un salvadoreño que perdió las piernas al pisar una mina mientras cosechaba café. Su historia es emocionante, ya que pasó de ser un campesino a coser camisetas para venderlas, lo que permitió que sus hijos pudieran ir a la universidad.

Otro ejemplo es el de Mónica Paola Ardila, una mujer colombiana que quedó ciega y sufrió varias amputaciones en la mano debido a la explosión de una mina cuando regresaba de la escuela. A pesar de ser una persona muy inteligente, Sánchez asegura que el Estado colombiano la ha abandonado y maltratado.

La historia de Adis Smajic también es destacable. Él sufrió la explosión de una mina antipersona mientras jugaba al fútbol con sus amigos durante la guerra de Bosnia. La exposición retrata su vida tras todos estos años, mostrando cómo conoció a una mujer y formó una familia con ella.

La fuerza y la dignidad de las víctimas

Gervasio Sánchez ha resaltado la fuerza y la dignidad de las víctimas que ha retratado a lo largo de este proyecto. Uno de los casos más impactantes es el de Joaquina Natchilombo, de Angola, quien sufrió secuelas por una mina en 1989 cuando se dirigía al mercado a vender harina. A pesar de las adversidades, como padecer malaria, Joaquina camina seis kilómetros cada día para sacar adelante a su familia. Sánchez asegura que ella le ha dado «una lección de dignidad».

El fotoperiodista destaca que las víctimas retratadas en este proyecto siempre intentan levantarse del suelo con una gran dignidad, a pesar de la falta de ayudas en sus países de origen. Sánchez explica que hay 70 países en el mundo con problemas de minas antipersona y advierte que, en conflictos actuales como el de Ucrania del este, la presencia de basura bélica traerá consecuencias letales una vez que la guerra haya terminado.

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La importancia de concienciar sobre las minas antipersona

La exposición ‘Vidas minadas/25 años’ no solo muestra las historias de las víctimas de minas antipersona, sino que también busca concienciar al público sobre la importancia de erradicar estas armas. Las minas antipersona son un peligro que persiste incluso después de que los conflictos armados hayan terminado, afectando a la vida de civiles inocentes durante décadas.

A través de su trabajo, Gervasio Sánchez ha logrado dar voz y rostro a las víctimas de estas armas, mostrando su lucha por la supervivencia y su dignidad ante las adversidades. La exposición es un testimonio del impacto que las minas antipersona tienen en la vida de las personas y una llamada a la acción para eliminar estas armas y brindar apoyo a las víctimas.

Es fundamental que la comunidad internacional tome medidas para prohibir y eliminar las minas antipersona, así como para proporcionar asistencia y rehabilitación a las víctimas. Solo a través de la concienciación y la acción conjunta se podrá poner fin al sufrimiento causado por estas armas y garantizar un futuro más seguro para las comunidades afectadas.

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