En una conmovedora y lamentable situación, la familia de un joven jugador de fútbol infantil en Valladolid ha presentado una denuncia formal contra su entrenador, F.R.R., acusándolo de un delito de agresión sexual. La acusación particular solicita una condena de tres años de prisión para el investigado, así como otras medidas de protección y restricción.
El caso se originó cuando la madre del menor de 13 años descubrió preocupantes conversaciones de contenido sexual entre su hijo y el entrenador a través de WhatsApp. Según la investigación, el adulto presuntamente había invitado al niño a reunirse en una nave industrial de su propiedad, con la intención de enseñarle a masturbarse. Afortunadamente, la madre intervino a tiempo y evitó que este encuentro se llevara a cabo.
La Acusación y Solicitud de Condena
La familia del menor ha presentado un escrito de calificación provisional de los hechos, en el que solicita una condena de tres años de cárcel para el entrenador, así como dos años de libertad vigilada tras el cumplimiento de la pena. Además, piden la prohibición de que el investigado se acerque o se comunique con la víctima por un período de cinco años, y su inhabilitación por el mismo tiempo para cualquier actividad, ya sea educativa, lúdica o deportiva, con menores.
En concepto de responsabilidad civil, la parte acusadora también reclama una indemnización de 3.000 euros al menor por daños morales. Estos cargos se basan en el delito de agresión sexual a menor de 16 años, que según la familia habría cometido el exentrenador.
La Investigación y Declaración del Acusado
El Juzgado de Instrucción número 1 de Valladolid abrió el procedimiento abreviado contra F.R.R. tras ser denunciado por varios jugadores menores de edad, tanto de categoría infantil como cadete. Sin embargo, solo la familia del jugador de 13 años se ha personado en el proceso.
Durante su comparecencia como investigado, el exentrenador explicó que las conversaciones de tipo sexual con el menor de 13 años eran una forma de acercarse a él y conocer mejor sus intereses, ya que lo veía «un tanto despistado». No obstante, aseguró que jamás había tenido un interés sexual en alguno de los menores.
La investigación continúa su curso, y se espera que se lleven a cabo nuevas pruebas, como la exploración de la víctima principal y la declaración del propio imputado, quien en un principio se acogió a su derecho de no declarar.
Este caso ha generado gran preocupación y conmoción en la comunidad deportiva local, destacando la importancia de velar por la protección y el bienestar de los menores que participan en actividades deportivas. La familia del jugador ha demostrado su determinación en buscar justicia y evitar que situaciones similares vuelvan a ocurrir.