El próximo lunes 26 de junio, los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea se reunirán en Bruselas con el objetivo de alcanzar un acuerdo sobre la nueva cúpula de las instituciones europeas. Este acuerdo, que se esperaba para finales de mes, podría cerrarse en esta reunión si se cumplen las quinielas que apuntan a la continuidad de Ursula von der Leyen al frente de la Comisión Europea.
A cambio, el Consejo Europeo sería liderado por el exprimer ministro portugués António Costa, mientras que la actual primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, tomaría el relevo de Josep Borrell como alta representante para la Política Exterior y de Seguridad.
Un complejo juego de equilibrios
Esta cena informal de líderes no permitirá la adopción de una decisión definitiva, pero sí podría concretar el acuerdo político que confirme el reparto de altos cargos. Para ello, los líderes deberán encontrar un equilibrio que satisfaga las complejas demandas ideológicas, geográficas y de género que se exigen.
La discusión llega abierta a la cita debido a que se han evitado negociaciones en foros como el G7, donde solo algunos miembros estaban representados. La experiencia ha demostrado que cualquier opción discutida previamente, sin la participación de todos los implicados, «dificulta más» que facilita las posibilidades de acuerdo.
Señales de un acuerdo inminente
A pesar de la falta de negociaciones formales, se ha producido un intercambio de impresiones y prioridades entre las capitales. El hecho de que los gobiernos de Portugal y Estonia hayan mostrado públicamente su apoyo a sus respectivos candidatos apunta a lo avanzado del acuerdo, ya que en el pasado estos movimientos se han mantenido más discretos.
La presidencia del Parlamento Europeo, que se espera mantenga la ‘popular’ Roberta Metsola en la primera mitad de la legislatura, también se incluirá en el acuerdo. Sin embargo, su nombramiento dependerá del voto del pleno de la Eurocámara, que tendrá lugar el 16 de julio en Estrasburgo (Francia).
Un reparto de poder con sus retos
Las presidencias de la Comisión Europea y del Consejo Europeo, así como la del Alto Representante de la UE, serán designadas por los Veintisiete y necesitarán una mayoría cualificada en el Consejo. Esto reduce la capacidad de veto de gobiernos ultraconservadores como el de Viktor Orbán, que ya ha mostrado su rechazo a la reelección de Von der Leyen. Además, la jefatura del Ejecutivo comunitario deberá someterse al voto del Parlamento Europeo, probablemente también en el pleno de julio si existe un acuerdo sólido para entonces.
Von der Leyen cuenta con el respaldo de su familia política, el PPE. Los Socialistas y Demócratas (S&D) y los Liberales (Renew) también han dado señales de apoyo, aunque le han puesto como ‘línea roja’ que no pacte con eurodiputados ultraconservadores ni de extrema derecha.
Un equilibrio complejo en la composición de la Comisión
La cena informal de este lunes también servirá para acotar la arquitectura del próximo Colegio de Comisarios. El objetivo no es poner nombre a cada cartera, sino marcar las prioridades de la próxima legislatura y apuntar las orientaciones para las vicepresidencias y competencias.
El PPE, que aspira a mantener a Von der Leyen al frente de la Comisión, también quiere conservar vicepresidencias de peso como la económica, actualmente dirigida por el letón Valdis Dombrovskis, así como competencias relevantes como las políticas agrícolas.
Los socialistas europeos, con Pedro Sánchez y Olaf Scholz como jefes negociadores, reclaman carteras destacadas en el nuevo Ejecutivo. España puja por Teresa Ribera para la agenda climática y energética, mientras que los socialdemócratas europeos quieren colocar a Nicolas Schmit, su principal candidato a las europeas.
Un complejo juego de intereses y negociaciones
El Colegio de Comisarios cuenta con representantes de los 27 países, y cada gobierno designa al candidato de su país. Para que Von der Leyen sea reelegida, el Gobierno de Scholz debe designar a la ‘popular’ como candidata. Este movimiento haría perder a los socialistas un asiento en la Comisión Europea, pero su representación se reequilibraría si Schmit recibe una cartera relevante. De lo contrario, el Gobierno luxemburgués podría retirar su apoyo a Schmit y presentar otro candidato.
La cena de los jefes de Estado y de Gobierno dará inicio a las 19:00 horas del lunes. En una primera parte, participarán Von der Leyen y Metsola, quienes deberán abandonar la sala más tarde para dejar a los líderes en solitario. Kallas, en tanto que jefa de Gobierno, seguirá presente en la reunión.