La sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha sido muy clara al confirmar la condena de 10 años de prisión impuesta a un hombre por el intento de acabar con la vida de su expareja. Este caso pone de manifiesto la gravedad de la violencia de género y la importancia de que la Justicia actúe con firmeza para proteger a las víctimas.
La investigación demostró que el acusado, tras una relación sentimental terminada, se presentó en la vivienda de su expareja con la clara intención de asesinarla. Una vez allí, la agarró fuertemente del cuello, intentando asfixiarla hasta dejarla inconsciente. Afortunadamente, la víctima logró sobrevivir, pero las secuelas tanto físicas como psicológicas han sido muy importantes.
La Agresión Violenta y los Antecedentes de Maltrato
El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha confirmado que el acusado actuó con evidente ánimo de acabar con la vida de quien había sido su pareja sentimental. Se abalanzó sobre ella, agarrándola fuertemente del cuello y apretando con ambas manos para asfixiarla, hasta el punto de que cayó inconsciente a los pies de la cama.
Además, el TSJA ha señalado que este no fue un hecho aislado, sino que el acusado tenía antecedentes de maltrato hacia su expareja. En agosto de 2021, cuando aún eran pareja, el hombre la agarró fuertemente de las muñecas y la tiró sobre la cama, provocando que la víctima huyera. Asimismo, en octubre de ese mismo año, envió unos mensajes de texto a la mujer en los que le expresaba celos y la amenazaba.
Todo esto generó en la víctima «un estado de terror y desasosiego«, lo que demuestra el grave impacto psicológico que sufrió. Incluso después del intento de asesinato, la mujer tuvo que recibir atención médica, asistencia psicoterapéutica y fisioterapia rehabilitadora, presentando secuelas de trastorno por estrés postraumático leve.
La Firmeza de la Justicia y la Importancia de Proteger a las Víctimas
El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha sido contundente en su decisión, rechazando los argumentos de la defensa del acusado y considerando que las circunstancias del ataque evidencian la intencionalidad homicida del hombre. Esto se demuestra en el hecho de que agarrara fuertemente del cuello a la víctima y la apretara insistentemente hasta que perdió el sentido, dejándola inconsciente en el suelo.
Además, el TSJA ha señalado que el acusado llegó a la casa provisto de bridas de plástico y una cinta de embalar, lo que «pone de manifiesto bien a las claras que ya había ideado actuar contra ella», descartando así la versión de que actuó de manera impulsiva.
Este caso evidencia la importancia de que la Justicia actúe con firmeza para proteger a las víctimas de violencia de género, imponiendo condenas ejemplares que envíen un mensaje claro de que este tipo de comportamientos no serán tolerados. Solo así se puede lograr una sociedad más segura y justa para todas las personas.
