La visita del ministro de Economía alemán, Robert Habeck, a China este viernes se produce en un momento de gran tensión comercial entre la Unión Europea y el gigante asiático. La crisis, marcada por la imposición de aranceles a los vehículos importados de China, amenaza con afectar a la industria automovilística alemana, que tiene un gran interés en el mercado chino.
La Unión Europea amenaza con aranceles a los coches chinos
La Comisión Europea ha propuesto la imposición de aranceles a las importaciones de vehículos procedentes de China, acusando a los fabricantes de operar en un régimen de competencia desleal por las subvenciones estatales que reciben para la producción de coches. Los aranceles, que entrarían en vigor el 4 de julio si no se llega a un acuerdo, podrían afectar a importantes marcas alemanas como Mercedes-Benz, BMW y Porsche, que tienen un gran porcentaje de sus ventas en China.
Habeck intentará calmar los ánimos
La visita de Habeck a China tiene como objetivo calmar los ánimos y evitar la escalada de la crisis. El ministro alemán intentará negociar una solución con el Gobierno chino para evitar la entrada en vigor de los aranceles.
Sin embargo, la industria alemana teme que la situación se complique aún más, ya que China ha anunciado una investigación similar sobre la carne de cerdo importada de la Unión Europea.
La industria automovilística alemana, en alerta máxima
La industria automovilística alemana se encuentra en una situación delicada debido a la crisis comercial con China. Las importantes ventas de vehículos en el gigante asiático han hecho que el mercado chino sea estratégico para las marcas alemanas. La amenaza de los aranceles podría afectar gravemente a los fabricantes alemanes, que se verían obligados a reducir sus exportaciones o a aumentar sus precios en China.
Las marcas alemanas como Mercedes-Benz, BMW y Porsche, que tienen un gran porcentaje de sus ventas en China, podrían verse fuertemente afectadas por la imposición de aranceles.
Mercedes-Benz obtiene un tercio de sus ventas totales en China y la región, mientras que BMW genera casi un tercio de sus ventas en el país asiático. Porsche, por su parte, registra casi el 25% de sus ventas en China.
La dependencia de la industria automovilística alemana del mercado chino es significativa. La participación de China en las importaciones totales de automóviles puramente eléctricos a Alemania volvió a aumentar hasta el 40,9% en el último año, lo que hizo de Pekín «el país importador más importante en esta categoría de vehículos», según los datos de la Oficina Federal de Estadística.
La industria ha estado advirtiendo durante los últimos meses del peligro de estas trabas comerciales para el futuro de sus operaciones en Asia. Los fabricantes alemanes, que son los más expuestos a una posible guerra arancelaria, demandan una solución lo antes posible.
La búsqueda de una solución
El Gobierno alemán está intentando evitar que los aranceles entren en vigor y varios funcionarios del Gobierno de Scholz se muestran confiados en que el Ejecutivo comunitario dé finalmente marcha atrás y puedan encontrar una solución en las negociaciones directas que tienen previsto iniciar a puerta cerrada entre las autoridades europeas y las chinas.
Habeck se enfrentará a una tarea complicada en su visita a China. El ministro alemán tendrá que convencer al Gobierno chino de la necesidad de llegar a un acuerdo para evitar una guerra comercial que podría tener consecuencias negativas para ambas partes.