En el mundo del espectáculo, la representación de actores es clave para gestionar las carreras de los artistas. Sin embargo, en algunos casos, esta representación puede esconder estructuras societarias que buscan ocultar ingresos y defraudar a Hacienda. Es el caso del caso Nummaria, que ha sacudido el mundo del espectáculo español. En este artículo, analizaremos la representación de actores y su relación con la estructura societaria, utilizando como ejemplo el caso de Ana Duato y su representante, José Triana.
En el caso de Ana Duato, su representante, José Triana, ha declarado que no firmaron contrato por escrito, solo acuerdo verbal, y que él facturaba a través de una sociedad su porcentaje de comisión a la productora de ‘Cuéntame cómo pasó‘ y a otras marcas que la contrataban. Esta declaración ha generado polémica, ya que choca con la hipótesis de que Triana fuera una testaferro para ocultar rentas de la actriz.
La Estructura Societaria y la Representación de Actores
Las sociedades mercantiles son instrumentos comunes en la representación de actores. En el caso de Ana Duato, Triana ha declarado que recibía un 15 por ciento de los ingresos de la actriz por su lavoro en ‘Cuéntame cómo pasó‘. Sin embargo, el fiscal ha cuestionado esta cifra, argumentando que la productora Ganga Producciones era la que realizaba la serie y que, por lo tanto, Triana no tenía derecho a cobrar ese porcentaje.
En este sentido, la estructura societaria utilizada por Triana y Duato ha generado sospechas de que se trate de una estructura ficticia destinada a ocultar rentas. La Fiscalía ha sostenido que la actuación de Triana y su sociedad era «ficticia» y que su única función era la de simular que se prestaban servicios de representación «con la finalidad de ocultar parte de las rentas de Ana Duato por su trabajo como actriz».
Los Empleados en Nummaria y la Estructura Societaria
En el caso del bufete Nummaria, se han declarado varios empleados que trabajaban en la contabilidad de clientes como Imanol Arias. Estos empleados han confirmado que Fernando Peña, el principal encausado y propietario del bufete, daba órdenes como jefe, pero no han podido confirmar que fuera el propietario de las sociedades.
La defensa de Fernando Peña ha tratado de atacar la tesis de que detrás de todo el entramado societario estuviera su cliente. Sin embargo, la prueba ha mostrado que Peña era el jefe del bufete y que era quien daba las órdenes y gestionaba las cuentas de los clientes. Esto ha generado sospechas de que la estructura societaria utilizada por Nummaria fuera ficticia y destinada a defraudar a Hacienda.