La criogenización es una tendencia en auge en España y 5 cinco españoles ya eligieron llevarla a cabo. La criogenización no es legal en este país pero, quienes optaron por someterse a este método eligieron viajar a otros sitios para poder realizarla sin problemas.
Este sistema, también conocido como criopreservación, consiste en preservar a temperaturas muy bajas un cuerpo humano para disminuir sus funciones vitales y mantenerlo durante un largo periodo de tiempo. La finalidad es que este cuerpo se conserve en el futuro y pueda ser «descongelado».
Los casos españoles de criogenización
En España la técnica de la criogenización o crio preservación parece estar en auge, aunque sólo cinco habitantes eligieron llevarla a cabo desde 1996. El último caso fue el de un hombre asturiano de 71 años, cuyo hijo tomó esa decisión de preservar su cuerpo y viajó hasta Zürich, en Suiza, para poder realizarlo despertando el interés y la polémica en la prensa.
Los casos anteriores que se registraron sobre este método son de larga data. El primero de ellos, se realizó en 1996 cuando se criopreservó a una mujer de 21 años que murió tras un ataque cardíaco. Luego, hicieron lo mismo con su abuela que falleció en 2002. Los cuerpos de ellas fueron trasladados a la Fundación Alcor en Arizona, Estados Unidos, donde permanecen en la actualidad. Más adelante, en 2016 un hombre fue trasladado a un centro en Alemania, tras morir por un infarto y la cuarta tuvo lugar en 2018 y en esta ocasión el fallecido fue llevado de urgencia a un centro médico en Rusia.
En qué consiste la criogenización

Este método de la criopreservación permite el cuidado de células y tejidos orgánicos para evitar todo mínimo deterioro. El proceso comienza inmediatamente después de la muerte «técnica» de la persona, donde se aplican químicos y sustancias llamadas crioprotectores. Luego, se debe bajar la temperatura del cuerpo aplicando hielo: una vez realizado este proceso, el cuerpo es ingresado en un centro de crioconservación, donde permanecerá a temperaturas de -196º aproximadamente, paralizando así su actividad biológica.
En términos más simples, tal como definen algunos expertos, las personas que deciden someterse a este método, no se encuentran «muertas» sino que su vida ha sido detenida con la esperanza de que pueda reactivarse en el futuro. Se estima que cerca de 2.000 personas alrededor del mundo han firmado contratos con empresas de este método para ser preservados en criogenización una vez hayan sido declarados muertos.