Este país encontró una solución alternativa a los gases de efecto invernadero que perjudican el medio ambiente. Aunque parezca extraño, este país eligió cobrar impuestos a ganaderos por los gases que emiten sus animales como vacas, ovejas y cerdos.
Esta medida se aplica en Dinamarca y lo que se busca es que, para 2030, las emisiones se reduzcan en un 70% con respecto a los niveles registrados en la década de 1990, tal como informó a la agencia AP Jeppe Bruus, el ministro de impuestos danés.
Por qué este país impone impuestos a las flatulencias vacunas

Aunque parezca algo extraño, esta medida pretende eliminar los gases que generan la comunidad vacuna en los diferentes campos de Dinamarca. Esta disposición tiene una finalidad y explicación científica debido a que el metano es el principal hidrocarburo. Éste es un gas de efecto invernadero y las vacas son las que pueden generarlo en un 32 por ciento de las emisiones con sus gases y su estiércol del ganado.
El valor del impuesto es de 42 dólares por cada tonelada de dióxido de carbono emitidas, que aumentará a 108 dólares a partir de 2035 con una deducción del 60 por ciento. De acuerdo a las palabras del ministro danés, Jeppe Bruus, Dinamarca pretende llegar a «la neutralidad climática en 2045 y ser el país del mundo en introducir un impuesto real al CO2 en la agricultura”.
La importancia de las vacas de este país para el cambio climático

El ganado vacuno es importante para el ecosistema y esta medida pretende dar una solución sustentable al país. Según información emitida por AP, estos animales pueden producir 6 toneladas métricas de dióxido de carbono al año por lo que la reducción de este tipo de emisiones es importante en Dinamarca. Esta nación tenía hasta 1.484.377 ovinos en 2022. Debido a este gran número, la solución es que la población ovina mantenga una dieta diferente ricas en plantas y con fuentes alternativas de proteína.
Según los especialistas daneses, los ganaderos deberán contribuir a esta reducción de la huella de carbono garantizando una dieta balanceada para sus vacas con alimentos más nutritivos que sean “más grandes, sanos y productivos” en la que no se requieran tantos recursos. Para llegar a esta estrategia, los científicos estudian la posibilidad de producir una comida alternativa para reducir el metano emitido por las vacas y formas más eficientes de deshacerse del estiércol, que se puede transformar en abono o como materia prima para la fabricación de biogás.