El primer ministro húngaro, Viktor Orban, ha asumido el pasado lunes la presidencia semestral de la Unión Europea, enfrentándose a un creciente aislamiento debido a su cercana relación con Rusia en el contexto de la guerra en Ucrania y sus constantes críticas hacia la «élite tecnócrata de Bruselas».
Orban, el líder con más tiempo en el poder en la UE desde 2010, ha intensificado recientemente su retórica contra los altos funcionarios del bloque de 27 países, asegurando que busca activamente perjudicarlos.
A pesar de esto, se espera que Budapest continúe bloqueando asuntos clave y trate de flexibilizar las restricciones al Estado de derecho para recuperar fondos congelados por Bruselas debido a preocupaciones sobre corrupción y ataques a la democracia en Hungría.

Tensiones con Viktor Orban
Orban, de 61 años, se diferencia de sus socios europeos al apoyar al expresidente estadounidense Donald Trump, de quien ha adoptado el lema «Make Europe Great Again» (MEGA). Además, mantiene lazos estrechos con el presidente chino, Xi Jinping, y se rehúsa a apoyar militarmente a Ucrania en su conflicto con Rusia.
El primer ministro húngaro, originario de una familia modesta, ganó notoriedad en 1989 con un emotivo discurso por la libertad contra el régimen comunista en Budapest. Desde entonces, ha transitado un largo camino hacia la ultraderecha, fundando el partido Alianza de Jóvenes Demócratas (Fidesz) y consolidando su poder político.

Orban, quien denuncia la «decadencia de Occidente» y se opone firmemente a la inmigración y al «lobby LGTBI+», fue primer ministro por primera vez en 1998. Tras perder ante los socialistas en 2002 y 2006, volvió al poder en 2010 y ha sido reelegido tres veces desde entonces, promoviendo una «democracia iliberal».
Relación con Rusia
En los últimos 14 años, Viktor Orban se ha alineado con la ideología del presidente ruso Vladimir Putin, considerando que la OTAN y la UE, y no Moscú, han provocado la «conflagración mundial» en Ucrania. Esta postura ha generado irritación entre sus aliados, quienes ven la guerra en Ucrania como un tema crucial para la redefinición de Europa.
Incluso dentro de la extrema derecha, esta posición ha llevado a Orban a un «punto muerto estratégico», según el historiador Stefano Bottoni. Aunque Orban prometió «ocupar Bruselas» y ser un «creador de reyes», su influencia ha disminuido significativamente.

A nivel interno, Viktor Orban enfrenta la emergencia de un nuevo rival, el conservador Peter Magyar, un disidente de sus propias filas. Con su influencia internacional debilitada, Orban se centra en mantener el poder en Hungría junto a su círculo cercano de oligarcas, según la analista Andrea Peto de la Universidad de Europa Central.
Mientras Viktor Orban asume la presidencia de la UE, su mandato estará marcado por las tensiones internas y externas, y su capacidad para influir en el bloque europeo será objeto de escrutinio.