Un estudio señala que las resistencias antifeministas están generalizadas y tienen conexión con la violencia machista

La lucha por la igualdad de género ha experimentado avances significativos en las últimas décadas, pero aún persisten obstáculos que frenan el progreso hacia una sociedad verdaderamente equitativa. Entre estos desafíos, las resistencias antifeministas se han convertido en un fenómeno preocupante que merece una atención especial. Estas actitudes, que se oponen a los avances en materia de igualdad y derechos de las mujeres, no solo persisten sino que parecen estar ganando terreno en diversos ámbitos de la sociedad.

Un reciente estudio titulado ‘Resistencias antifeministas’, coordinado por la investigadora Miren Gutiérrez de la Universidad de Deusto y becado por Emakunde-Instituto Vasco de la Mujer, ha arrojado luz sobre este fenómeno. La investigación revela que estas actitudes antifeministas son globales y están generalizadas, mostrando una clara conexión entre los discursos machistas, misóginos y reaccionarios, y la violencia contra las mujeres. Este hallazgo subraya la importancia de comprender y abordar estas resistencias como un paso crucial en la lucha por la igualdad de género y la erradicación de la violencia machista.

Manifestaciones de las resistencias antifeministas en la era digital

En la era digital, las resistencias antifeministas han encontrado nuevas formas de expresión y propagación. El estudio realizado por el equipo de investigación analizó contenidos digitales, medios de comunicación, plataformas y redes sociales, revelando que las reacciones adversas a los avances hacia la igualdad siguen existiendo y se manifiestan de diversas maneras.

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Estas actitudes se observan en mensajes que incluyen ataques frontales, culpabilización de las víctimas, desprecio y burla, así como intentos de negar la existencia de desigualdades. Los discursos antifeministas se caracterizan por su oposición a las organizaciones, políticas, ideas y personas que propugnan la igualdad. Es particularmente preocupante la tendencia que afecta principalmente a hombres jóvenes, enfatizando una masculinidad hegemónica que los victimiza y los pone a la defensiva frente a los discursos de igualdad y feminismo.

La transformación digital, aunque ha abierto nuevas oportunidades para la difusión de ideas progresistas, también ha facilitado la propagación de contenidos misóginos y reaccionarios. Esta realidad plantea un desafío adicional en la consecución de la igualdad de género, los derechos de las mujeres y su empoderamiento. La facilidad con la que estos mensajes pueden viralizarse en el entorno digital requiere de estrategias específicas para contrarrestar su impacto y alcance.

Estrategias para combatir las resistencias antifeministas

Frente a este panorama desafiante, es crucial desarrollar estrategias efectivas para combatir las resistencias antifeministas. El estudio presentado por Emakunde no solo identifica el problema, sino que también ofrece una sección dedicada a iniciativas para luchar contra estas actitudes regresivas. Estas propuestas incluyen una variedad de recursos como guías, podcasts, congresos, conferencias y otros materiales inspiradores.

Una de las claves para abordar este fenómeno es la educación y sensibilización. Es fundamental trabajar en la deconstrucción de estereotipos de género desde edades tempranas, promoviendo una comprensión profunda de la igualdad y sus beneficios para toda la sociedad. Además, es necesario fomentar la alfabetización mediática y digital, dotando a las personas de herramientas para identificar y cuestionar los discursos misóginos y antifeministas que circulan en línea.

La colaboración entre instituciones, organizaciones de la sociedad civil y el sector privado también juega un papel crucial. Es necesario desarrollar políticas y prácticas que promuevan activamente la igualdad en todos los ámbitos, desde el laboral hasta el educativo. Asimismo, las plataformas digitales y redes sociales deben asumir una mayor responsabilidad en la moderación de contenidos, implementando medidas efectivas para contrarrestar la propagación de discursos de odio y discriminación.

En conclusión, las resistencias antifeministas representan un obstáculo significativo en el camino hacia la igualdad de género, pero no son insuperables. A través de la investigación, la educación, la colaboración intersectorial y el compromiso continuo con los valores de la igualdad, es posible construir una sociedad más justa y equitativa. El desafío es grande, pero el potencial de cambio y progreso es aún mayor si se abordan estas resistencias de manera decidida y coordinada.

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