Esta receta de conserva de tomate transformará tus platos con su sabor fresco y natural. El primer secreto para una buena conserva de tomate es seleccionar el tipo adecuado de tomate. El tomate perita es la mejor opción debido a su pulpa densa y colorida, que proporciona una textura y un sabor superior. La mejor época para hacer conservas es durante el verano, cuando los tomates están en su punto máximo de madurez y son más económicos.
El siguiente paso crucial en esta receta de conserva de tomate es escaldar los tomates. Para ello, sumérgelos en agua hirviendo durante no más de un minuto y luego enfríalos rápidamente en agua fría. Este proceso facilita el pelado de los tomates, un paso esencial para obtener una conserva de alta calidad. Una vez pelados, coloca los tomates bien apretados en frascos de mermelada previamente esterilizados. Es importante no añadir sal ni conservantes, ya que el jugo natural del tomate será suficiente para cubrir la fruta y mantenerla en buen estado.
Cómo mantener en buen estado la conserva de tomate

Para asegurar la longevidad de tu conserva de tomate, es imprescindible el proceso de baño maría. Coloca los frascos llenos de tomates en una olla con agua hirviendo durante 45 minutos, comenzando a contar desde que el agua rompe hervor. El uso de frascos de vidrio es fundamental, ya que no solo garantizan una buena esterilización, sino que también mantienen la conserva en condiciones óptimas durante el baño maría. Este método asegura que los tomates se conserven adecuadamente sin la necesidad de añadir químicos.
En cuanto a los condimentos, esta receta de conserva de tomate permite cierta flexibilidad, pero con precaución. Es fundamental no alterar el pH del tomate, por lo que es mejor evitar ingredientes como el morrón o la cebolla, que tienen baja acidez. En su lugar, se recomienda añadir un diente de ajo y algunas hojas de albahaca a cada frasco. Estos condimentos aportan un aroma y sabor deliciosos sin comprometer la seguridad de la conserva.
Signo de que no ha salido bien

Una vez finalizado el proceso de baño maría, asegúrate de que la conserva de tomate esté bien sellada. Las tapas de los frascos deben estar levemente hundidas en el centro, indicando que se ha creado un vacío adecuado. Al abrir los frascos, deberías escuchar un “click” distintivo, lo que confirma que el sello está intacto. Este paso es crucial para garantizar que la conserva se mantenga en buen estado durante meses.
Por último, es esencial reconocer los signos de una conserva de tomate que no ha salido bien. Problemas como hongos en la tapa, frascos con tapas hinchadas o un olor desagradable son indicadores claros de que la conserva no es segura para consumir. Un control riguroso durante todo el proceso, desde la esterilización de los frascos hasta el tiempo exacto en el baño maría, es esencial para evitar estos problemas. Siguiendo estos pasos, podrás disfrutar de una conserva de tomate casera, deliciosa y segura durante todo el año.