La pandemia de Covid-19 ha puesto a prueba la resiliencia de todos los sectores económicos a nivel mundial, desencadenando una serie de desafíos que han impactado profundamente el entorno laboral. En España, una de las principales estrategias adoptadas para mitigar las consecuencias económicas fue la implementación de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE). Esta medida no solo buscaba proteger a los trabajadores, sino también salvaguardar la estabilidad de numerosas empresas, promoviendo así una recuperación más rápida una vez superada la crisis sanitaria. A través de una exhaustiva investigación de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada, se ha logrado identificar los efectos tanto positivos como negativos de esta normativa en distintos tipos de trabajadores.
La investigación revela datos preocupantes y alentadores sobre la situación de los trabajadores fijos y temporales. En particular, se observa que los ERTE han tenido un efecto significativo en la reducción de la brecha laboral entre estos dos grupos, planteando cuestiones sobre la efectividad de las políticas laborales en un contexto de crisis. A medida que el análisis avanza, resulta crucial entender cómo estas medidas han redefinido la dinámica del empleo y los salarios en un país que busca no solo recuperarse, sino también ser más equitativo en su enfoque hacia todos los trabajadores.
LOS ERTE COMO HERRAMIENTA DE PROTECCIÓN LABORAL
Los ERTE, que se implementaron de manera masiva durante la pandemia, han demostrado ser una herramienta valiosa para la protección del empleo. A través de subsidios temporales, los trabajadores afectados pudieron mantener su relación laboral, evitando despedidos masivos. Los datos recolectados indican que los empleados con contrato indefinido que se incorporaron a un ERTE tenían una probabilidad 23,5 puntos porcentuales mayor de seguir en sus empleos en diciembre de 2021 en comparación con aquellos que fueron despedidos. Este aumento en la probabilidad de retención laboral evidencia la importancia de estas medidas en la estabilidad del trabajo en tiempos de incertidumbre.
Además, los trabajadores temporales se beneficiaron en gran medida de esta regulación. En comparación con sus compañeros que se encontraban desempleados, tenían una probabilidad 13,1 puntos porcentuales mayor de estar empleados en el mismo periodo. Esto sugiere que, aunque tradicionalmente se percibe a los trabajadores temporales como los más vulnerables en el mercado laboral, los ERTE proporcionaron un salvavidas que ha permitido una mayor inclusión y seguridad en un momento de crisis extrema.
Sin embargo, la diferencia en los beneficios entre los trabajadores permanentes y temporales plantea un dilema importante. Aunque la protección brindada a los empleados temporales fue significativa, queda la pregunta sobre si esta estrategia realmente aborda las desigualdades estructurales que históricamente han afectado a este grupo. La brecha existente entre estos dos tipos de contratación resalta la necesidad de un enfoque más holístico en la política laboral.
IMPACTO EN SALARIOS Y ESTABILIDAD LABORAL
Uno de los hallazgos más interesantes del análisis es el impacto sustancial de los ERTE en los salarios de los trabajadores. En el caso de los temporales, se observó un aumento en los salarios de alrededor del 5% para aquellos que no cambiaron de empresa, mientras que aquellos que sí lo hicieron vieron incrementos de hasta el 10%. Este fenómeno se puede atribuir al hecho de que, en muchos casos, los trabajadores temporales asumieron nuevas posiciones que requerían habilidades o experiencia adicional, generando así una demanda incrementada por parte de los empleadores.
En contraste, los efectos sobre los trabajadores fijos fueron más sutiles. Se estimaron efectos salariales positivos únicamente para aquellos que decidieron cambiar de empleo, lo que sugiere que la estabilidad en sus actuales puestos de trabajo no garantizaba un aumento salarial. Esta dinámica podría indicar una falta de incentivos para que los empleadores ofrezcan aumentos en salarios a sus empleados fijos, a pesar de la protección provisoria que los ERTE ofrecían.
Es importante señalar que estos cambios en la estructura salarial y en las oportunidades laborales resaltan la necesidad de una revisión urgentemente de las políticas laborales. La eficacia de los ERTE en la mejora de la calidad de vida laboral debe ser evaluada en su contexto más amplio, poniendo especial énfasis en garantizar que tanto los trabajadores fijos como los temporales disfruten de una equidad y oportunidades de desarrollo y crecimiento.
HACIA UNA POLÍTICA LABORAL MÁS INCLUSIVA
Los resultados del estudio de Fedea subrayan una necesidad crítica de reformar las políticas laborales en España, abogando por una legislación más inclusiva que contemple a todos los trabajadores, independientemente de su tipo de contrato. La crisis del Covid-19 ha evidenciado la fragilidad de muchos empleos temporales y su vulnerabilidad en tiempos de crisis, por lo que es fundamental que se implemente un marco legislativo que no solo ofrezca una solución temporal, sino que se convierta en una base sólida para la protección integral de los trabajadores.
Además, es esencial fomentar un diálogo entre los sindicatos, las empresas, y el gobierno para crear consensos que permitan establecer medidas más efectivas que resulten en una estabilidad laboral duradera. El enfoque debe estar en capacitar a los trabajadores temporales, brindándoles las herramientas necesarias para mejorar su situación en el mercado laboral y facilitar su tránsito hacia roles más fijos y seguros.
Finalmente, el análisis de los ERTE y su impacto destaca la urgencia de abordar de manera efectiva las desigualdades existentes en el entorno laboral, promoviendo así un mercado de trabajo más justo y equilibrado. Cada paso hacia políticas laborales inclusivas no solo beneficiará a los trabajadores, sino que también fortalecerá la economía en su conjunto, garantizando un crecimiento sostenible y equitativo post-pandemia.






