La factura por el consumo de energía eléctrica para un electrointensivo en España es casi tres veces el coste de la energía en Francia y casi el doble que en Alemania, según datos del barómetro de la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE). Esta brecha competitiva tiene un impacto significativo en la capacidad de las empresas españolas para competir a nivel internacional.
Precios Eléctricos Finales Más Elevados para la Industria Española
Los precios eléctricos finales para la industria electrointensiva en España en lo que va de 2024 se sitúan en los 61,9 euros por megavatio hora (MWh), lo que representa un 193% más que los 21,2 euros/MWh en Francia y un 88% más que los 33 euros/MWh en Alemania.
Esta diferencia se debe en gran medida a la estructura del mercado eléctrico y a las políticas de apoyo implementadas en cada país. En Francia, por ejemplo, la gran industria adquiere un 62% de su electricidad con contratos más competitivos que el precio de sus mercados eléctricos a través de la tarifa ARENH, a 42 euros/MWh.
Por otro lado, los consumidores electrointensivos en España también hacen frente a unos costes por los servicios de ajuste del sistema que no son considerados en Francia y Alemania, lo que amplía la brecha competitiva en más de 13 euros/MWh.
Compensaciones por Emisiones de CO2 Más Bajas en España
Además, las compensaciones por CO2 indirecto que obtienen las industrias electrointensivas en Francia o Alemania son sustancialmente superiores a las que recibe la industria nacional, que están limitadas por la indisponibilidad presupuestaria.
Según estimaciones de AEGE, en Francia las compensaciones acceden a un total de 10 euros/MWh más que en España, mientras que en Alemania son 33 euros/MWh superiores. Esta diferencia en los incentivos a la descarbonización también afecta a la competitividad de las empresas españolas.
Impacto en la Competitividad de la Industria Española
En resumen, la industria electrointensiva española enfrenta precios eléctricos significativamente más altos que sus competidores europeos, lo que socava su capacidad de competir en los mercados internacionales. Esta situación se debe a una combinación de factores, incluyendo la estructura del mercado eléctrico, las políticas de apoyo a la industria y las compensaciones por emisiones de CO2.
Para mejorar la competitividad de este sector estratégico, se requieren medidas que aborden estas diferencias y equiparen las condiciones en las que operan las empresas españolas con respecto a sus homólogos europeos. Solo así podrán las compañías españolas mantener su posición en los mercados globales y seguir aportando valor a la economía nacional.