Hablar de cerveza es evocar una tradición arraigada en muchos países, especialmente en España, donde se disfruta en cualquier época del año. Sin embargo, con la llegada del verano, muchos se preguntan si es la mejor opción frente a otras bebidas igualmente refrescantes, como el tinto de verano. Elegir entre una cerveza y un tinto de verano puede parecer una simple cuestión de gustos, pero si nos detenemos a analizar las calorías, la respuesta podría sorprendernos. En este artículo, exploraremos cuál de estas dos bebidas populares tiene un menor impacto calórico y cuál es la opción más saludable.
La cerveza, con su característico sabor y textura, es una de las bebidas más consumidas en el mundo, y no es raro verla acompañando tapas o comidas ligeras. Sin embargo, su contenido calórico es un aspecto que muchos consumidores pasan por alto. Según el nutricionista Pablo Ojeda, una cerveza rubia de 250 mililitros contiene aproximadamente 105 calorías. Esto puede no parecer mucho, pero en un entorno donde la ingesta de bebidas es constante, esas calorías pueden acumularse rápidamente.
Tinto de verano: la alternativa refrescante
El tinto de verano, una mezcla de vino tinto y gaseosa, es otra bebida popular durante los meses calurosos. A primera vista, podría parecer una opción más indulgente debido a su contenido de vino. Sin embargo, cuando se prepara con las proporciones adecuadas, puede resultar sorprendentemente ligero. El tinto de verano recomendado por los expertos, como Ojeda, consiste en «un dedo de tinto», dos hielos y gaseosa blanca. Esta combinación apenas suma 100 calorías, lo que la convierte en una alternativa ligeramente menos calórica que la cerveza.
Aunque la diferencia calórica entre la cerveza y el tinto de verano es mínima, en situaciones donde se consumen varias bebidas, optar por el tinto podría representar un ahorro significativo de calorías. Además, el tinto de verano ofrece una sensación refrescante y ligera, ideal para combatir las altas temperaturas sin comprometer la salud. No obstante, es crucial prestar atención a las proporciones y evitar excesos en la cantidad de vino, que podría aumentar significativamente la carga calórica de la bebida.
¿Cerveza sin alcohol? Una opción a considerar
Para aquellos que buscan disfrutar de una cerveza sin preocuparse demasiado por las calorías, la versión sin alcohol puede ser la solución. La cerveza sin alcohol contiene aproximadamente 70 calorías por cada 250 mililitros, lo que la convierte en la opción menos calórica de todas. Esta versión también es una excelente alternativa para quienes desean disfrutar del sabor tradicional de la cerveza sin los efectos del alcohol.
Además, la cerveza sin alcohol no solo es más baja en calorías, sino que también puede ofrecer algunos beneficios adicionales, como una menor carga glucémica y un menor impacto en la salud cardiovascular en comparación con las cervezas alcohólicas. Aunque su popularidad aún es menor que la tradicional, cada vez más personas están optando por esta alternativa, especialmente en situaciones donde la moderación es clave.
