Alarmante carencia en la formación universitaria: revelan que el 77,5% de estudiantes nunca recibe instrucción en comunicación oral

La comunicación oral es una habilidad fundamental en el desarrollo profesional y personal de cualquier individuo. Sin embargo, un reciente estudio del Observatorio Social de la Fundación La Caixa revela una preocupante carencia en la formación de esta competencia entre los estudiantes universitarios españoles. El informe, titulado «La formación en comunicación oral sigue siendo una asignatura pendiente entre los estudiantes universitarios», arroja luz sobre una realidad que demanda atención inmediata por parte de las instituciones educativas y los responsables de políticas educativas.

La investigación, liderada por Emma Rodero, catedrática de Psicología de los Medios y Neurocomunicación de la Universitat Pompeu Fabra (UPF), se basa en una exhaustiva encuesta realizada a 2.400 estudiantes universitarios de grado en España. Los participantes, con edades comprendidas entre los 18 y 25 años, representan una muestra diversa de las diferentes ramas del conocimiento. Los resultados obtenidos no solo ponen de manifiesto la escasez de formación en comunicación oral, sino también la percepción de los estudiantes sobre la importancia de esta habilidad para su futuro profesional.

El déficit formativo en comunicación oral

El estudio revela que un alarmante 77,5% de los estudiantes universitarios nunca ha recibido formación específica en comunicación oral a lo largo de su trayectoria educativa. Esta carencia es particularmente notoria en los grados de ciencias, donde el 82% de los alumnos afirma no haber recibido instrucción en esta área. Le siguen de cerca los estudiantes de Artes y Humanidades (80,8%), Ciencias de la Salud (79,8%), Ingeniería y Arquitectura (78,8%), y Ciencias Sociales y Jurídicas (74,4%).

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Esta falta de formación contrasta drásticamente con la percepción de los propios estudiantes sobre la importancia de la comunicación oral. El 93% de los encuestados considera que debería ser una materia obligatoria en sus planes de estudio, reconociendo su valor como competencia clave para su desarrollo profesional. Esta discrepancia entre la oferta formativa y la demanda estudiantil plantea serios interrogantes sobre la adecuación de los programas universitarios a las necesidades reales del mercado laboral y las exigencias de la sociedad actual.

La escasez de oportunidades para practicar esta habilidad también queda patente en el estudio. Los estudiantes reportan realizar, en promedio, solo dos presentaciones orales al mes. Aunque estas exposiciones son consideradas de gran importancia por los alumnos, la frecuencia limitada dificulta el desarrollo y perfeccionamiento de las técnicas de comunicación oral de manera efectiva.

Desafíos y experiencias en las presentaciones orales

Los estudiantes universitarios enfrentan diversos retos al momento de realizar presentaciones orales. Entre los aspectos que consideran fundamentales para una buena exposición, destacan el dominio del miedo escénico (6,2%), la capacidad de responder claramente a las preguntas del público (5,92%), y la importancia de ensayar bien el contenido (5,82%). Estos factores revelan la complejidad de la comunicación oral, que va más allá del simple dominio del tema a exponer.

Las experiencias negativas durante las presentaciones son comunes entre los estudiantes. Un 75% admite haberse quedado en blanco en algún momento, mientras que el 52% ha pasado por situaciones complicadas o vergonzosas durante sus exposiciones. Más preocupante aún es que el 19% de los encuestados reporta haber perdido completamente la voz durante una presentación. Estos datos subrayan la necesidad de una formación integral que no solo aborde los aspectos técnicos de la comunicación oral, sino también las estrategias para manejar el estrés y la ansiedad asociados a hablar en público.

La preparación para las presentaciones orales también implica aspectos no verbales que los estudiantes reconocen como importantes. El control de la postura corporal (5,58%), el uso adecuado de la voz (5,56%) y los gestos (5,45%), así como la capacidad de mostrar empatía mediante la sonrisa y el contacto visual (5,51%), son habilidades que los alumnos consideran cruciales. Sin embargo, la falta de formación específica en estas áreas deja a muchos estudiantes sin las herramientas necesarias para desarrollar estas competencias de manera efectiva.

Formación actual y perspectivas de mejora

Entre el reducido porcentaje de estudiantes que sí han recibido formación en comunicación oral, se observa una distribución desigual a lo largo de su trayectoria educativa. El 56% de estos alumnos recibió instrucción durante la ESO o el Bachillerato, mientras que solo el 34,5% tuvo acceso a esta formación en la universidad. Sorprendentemente, un 22% reporta haber recibido formación en comunicación oral durante la educación primaria, lo que sugiere una discontinuidad en el enfoque educativo sobre esta competencia.

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Las instituciones públicas lideran la oferta de formación en comunicación oral, siendo responsables del 68% de los cursos recibidos por los estudiantes. Los centros de educación privada siguen con un 33%, mientras que las empresas (5,3%), los servicios de empleo (4%) y los centros concertados (2,1%) tienen una participación marginal en la formación de esta habilidad. Esta distribución plantea interrogantes sobre la equidad en el acceso a la formación en comunicación oral y la necesidad de una mayor colaboración entre el sector educativo y el empresarial para abordar esta carencia.

A pesar de la limitada exposición a la formación en comunicación oral, con una media de solo seis horas dedicadas a lo largo de toda su trayectoria educativa, el 63% de los estudiantes que han recibido algún tipo de instrucción considera que los conocimientos adquiridos han sido suficientes. Este dato contrasta con la realidad de las dificultades que enfrentan en las presentaciones y sugiere una posible subestimación de la complejidad y la importancia de esta habilidad.

En conclusión, el estudio del Observatorio Social de la Fundación La Caixa pone de manifiesto una brecha significativa entre la importancia percibida de la comunicación oral y la formación efectivamente recibida por los estudiantes universitarios españoles. Esta situación demanda una reflexión profunda sobre cómo integrar de manera más efectiva el desarrollo de estas habilidades en los programas educativos, desde la educación primaria hasta la universitaria. La colaboración entre instituciones educativas, empresas y organismos públicos será crucial para diseñar e implementar estrategias que permitan a los futuros profesionales adquirir las competencias comunicativas necesarias para destacar en un mercado laboral cada vez más competitivo y globalizado.

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