La reciente reaparición y posterior fuga del expresidente catalán Carles Puigdemont ha sumido a España en una profunda crisis política, exponiendo la fragilidad del Estado de Derecho y la incapacidad del Gobierno para garantizar la justicia. Este nuevo episodio, lejos de ser un hecho aislado, pone de manifiesto la peligrosa deriva independentista que aún amenaza la estabilidad del país.
La impunidad con la que Puigdemont se ha paseado por Barcelona, ofreciendo discursos incendiarios y desafiando abiertamente al Estado, resulta intolerable. Es inadmisible que un fugado de la justicia pueda actuar con total libertad mientras las autoridades parecen incapaces de hacer cumplir la ley. Esta situación no solo somina la imagen de España a nivel internacional, sino que también genera una profunda desafección entre los ciudadanos que ven como se pisotea el principio de igualdad ante la ley.
El Silencio Cómplice del Gobierno y la Necesidad de Rendición de Cuentas
Resulta alarmante el silencio cómplice del Gobierno ante este nuevo desafío independentista. La falta de contundencia y la tibieza con la que se está gestionando este asunto son inaceptables. Es urgente que el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dé explicaciones claras y contundentes ante el Congreso de los Diputados, asumiendo responsabilidades políticas por este nuevo fracaso en la defensa de la unidad de España.
No se puede permitir que la gobernabilidad del país quede supeditada a las exigencias de un fugitivo de la justicia. Es fundamental que se depuren responsabilidades y se tomen medidas urgentes para evitar que situaciones como esta vuelvan a repetirse. La ciudadanía exige una respuesta contundente y eficaz por parte del Estado, que demuestre su fortaleza y determinación a la hora de defender la legalidad vigente.
La Reactivación del Procés y el Peligro para la Estabilidad de Cataluña
La reaparición de Puigdemont y el acuerdo de gobierno entre ERC y Junts per Catalunya evidencian una preocupante reactivación del procés. La agenda independentista vuelve a ocupar un lugar central en la política catalana, lo que augura un nuevo periodo de inestabilidad y confrontación. Es fundamental que se recupere el diálogo y la convivencia en Cataluña, dejando de lado los planteamientos unilaterales y las agendas partidistas.
La sociedad catalana necesita un proyecto común basado en el respeto a la ley, la concordia y el progreso económico y social. Es responsabilidad de todos los actores políticos trabajar en esa dirección, abandonando las estrategias de confrontación que tanto daño han causado a Cataluña en los últimos años. La defensa del Estado de Derecho, la unidad de España y la convivencia pacífica deben ser las prioridades absolutas en estos momentos cruciales para el futuro de Cataluña y del conjunto del país.