Un reciente estudio realizado por el Instituto de Investigación Forestal de la Universidad de Birmingham (BIFoR) ha arrojado luz sobre el papel crucial que los bosques maduros desempeñan en la primera línea de la batalla contra el cambio climático. Liderado por el profesor Richard Norby, este estudio cuestiona las teorías convencionales que sugerían que los bosques maduros carecían de la capacidad necesaria para hacer frente a los altos niveles de dióxido de carbono.
El Aumento de la Producción de Biomasa Leñosa
La investigación, publicada en ‘Nature Climate Change’, se basa en un experimento de 15 años llevado a cabo en un bosque caducifolio de 180 años, dominado por robles ingleses de 26 metros de altura. El estudio reveló que la exposición a niveles elevados de CO2 incrementó la producción de madera en un promedio del 9,8% durante un período de siete años. Sorprendentemente, no se detectó un aumento correspondiente en la producción de material como hojas o raíces finas, que liberan CO2 a la atmósfera con relativa rapidez. Estos resultados refutan la idea de que los bosques maduros no pueden responder al aumento de los niveles de CO2 atmosférico.
Los Bosques Maduros como Soluciones Climáticas Naturales
Según el profesor Norby, la forma en la que los bosques maduros respondan al aumento de los niveles de CO2 dependerá probablemente del suministro de nutrientes del suelo. Sin embargo, los resultados del experimento de BIFoR FACE respaldan el papel de los bosques maduros, establecidos desde hace mucho tiempo, como soluciones climáticas naturales en las próximas décadas, mientras la sociedad se esfuerza por reducir la dependencia al carbono.
Por su parte, el coautor del estudio y director de BIFoR, el profesor Rob MacKenzie, celebra que experimentos como este sientan las bases para las predicciones de las futuras concentraciones de CO2 atmosférico, lo que mejorará la confianza en las decisiones políticas. No obstante, MacKenzie advierte que el aumento del crecimiento de los árboles no debe ser utilizado como una razón para retrasar las reducciones del consumo de combustibles fósiles, ya que dicha medida sigue siendo esencial en la lucha contra el cambio climático.