La diversidad europea tiene variantes para todos los gustos y quienes comenzaron a organizar sus vacaciones en pleno agosto poseen opciones por fuera de España. Una ciudad europea fue destacada como la más asequible para volar desde Barcelona con una oferta que no supera los 30 euros.
Se trata de Dubrovnik en Croacia que es un destino ideal para viajar en el final del verano por sus precios asequibles y la baja en los afluentes de turistas que eligen vacacionar allí. Aunque las temperaturas son más bajas en este sitio durante este mes, las playas siguen siendo una opción ideal para los que eligen descansar hacia el final del verano y no enfrentarse al bullicio de la temporada alta.
Qué hacer en Dubrovnik, la ciudad europea más atractiva
Dubrovnik posee una gran cantidad de atractivos a los que se pueden llegar con vuelo de dos horas desde Barcelona con precios inferiores a los 28 euros. Quienes la conocen recomiendan varios puntos de interés cultural e histórico que posee este sitio destacado en Croacia. Uno de ellos es la Ciudad Antigua con edificios como el Campanario, la Catedral, las Escaleras de la Vergüenza y el Palacio del Rector, considerado el sitio político más importante de la ciudad.
Para los amantes de las actividades alternativas el Teleférico es una de las ofertas de esta maravillosa ciudad. En este paseo se puede descubrir desde lo alto todo el centro histórico y sus edificios más emblemáticos.
La ciudad europea con las mejores playas y reservas naturales

Además del recorrido histórico obligado, Dubrovnik cuenta con un vasto paisaje natural con playas de ensueño y reservas naturales destacando a esta ciudad europea como una de las más bellas. Una de las más destacadas es la Isla de Lokrum, una reserva natural de la zona con jardines botánicos, playas rocosas y el Monasterio Benedictino. También, se puede conocer la Playa Banje, que está cercana al casco antiguo, para nadar en el Adriático y disfrutar de las vistas más espectaculares.
A pesar de estos innumerables paseos existe otro sitio vinculado al cine que logró gran atracción entre los turistas. Se trata de la Iglesia de San Ignacio, un templo jesuita que llama la atención de los visitantes por la influencia en una reconocida serie. En ella existe una escalinata que conecta su plaza con el resto de la ciudad y que hoy está especialmente atraída por los fans de Juego de Tronos, quienes la reconocen como uno de los escenarios más emblemáticos y menos transformados de esta ficción.