La «Rodà de les Alfàbegues», una tradición centenaria que inunda de color las calles de Bétera

La localidad valenciana de Bétera ha vuelto a ser testigo de una de las celebraciones más emblemáticas y coloridas de la región: la «Rodà de les Alfàbegues». Esta festividad, que se celebra anualmente en honor a la Virgen de la Asunción, ha llenado las calles de la ciudad de ilusión, color y miles de personas que se han congregado para disfrutar de este espectáculo único. La tradición, que se remonta a siglos atrás, combina elementos religiosos, culturales y festivos, creando una experiencia verdaderamente única para locales y visitantes por igual.

Este año, la celebración ha alcanzado nuevas cotas de esplendor, con 13 toneladas de confeti lanzadas por los mayorales, tiñendo el aire y las calles de un mosaico multicolor. La procesión, encabezada por las majestuosas ‘alfàbegues’ (plantas de albahaca gigantes) transportadas por los ‘cosieters’, ha desfilado por las calles de Bétera hasta llegar a la parroquia de la Purísima, donde se ha realizado la ofrenda a la Virgen. Este acto no solo representa la devoción religiosa de la comunidad, sino que también simboliza la unión y el orgullo de los habitantes de Bétera por mantener viva una tradición tan arraigada en su identidad cultural.

El desfile de las alfàbegues: Un espectáculo de aromas y colores

La «Rodà de les Alfàbegues» comenzó temprano en la mañana, con la comitiva saliendo del Ayuntamiento encabezada por los mayorales y seguida por la alcaldesa de Bétera, Elia Verdevío, junto con la corporación municipal. El recorrido los llevó hasta la casa de las máximas representantes de las Fiestas de Agosto, las Obreras Solteras. Este año, Alba Aznar y Sonia Amposta, primera y segunda obrera soltera respectivamente, tuvieron el honor de encabezar la procesión hasta el Huerto de les Alfábegues.

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Una vez en el Corral de les Alfàbegues, el espectáculo dio comienzo con la salida de las 16 alfàbegues, plantas de albahaca de proporciones impresionantes que son el símbolo central de la festividad. Estas plantas, cuidadosamente cultivadas durante meses, son transportadas por los ‘cosieters’ en una muestra de fuerza y destreza. La comitiva, engalanada con ricos trajes tradicionales confeccionados a mano por expertas indumentaristas de Bétera, ofreció un despliegue visual impresionante que cautivó a todos los presentes.

El desfile no solo es un festín para la vista, sino también para el olfato. El aroma intenso de las alfàbegues inunda las calles, creando una experiencia sensorial única que transporta a los participantes a tiempos pasados. Este elemento olfativo es una parte fundamental de la celebración, añadiendo una dimensión adicional a la ya rica experiencia visual y auditiva de la fiesta.

La lluvia de confeti: Una tradición con profundo significado

Uno de los momentos más esperados y espectaculares de la «Rodà de les Alfàbegues» es sin duda la lluvia de confeti que cubre las calles de Bétera. Este año, los 22 mayorales fueron los encargados de lanzar las 13 toneladas de confeti, portando sacos de tela a juego con sus floreadas camisas. Esta tradición, lejos de ser un mero espectáculo visual, tiene un significado profundo arraigado en la historia y las costumbres locales.

Según explica el concejal de Fiestas, José Vicente Martí, la tradición dicta que durante la ‘Rodà’ no puede haber mujer más bella que las Obreras. El lanzamiento de confeti sobre la gente tiene como objetivo resaltar la belleza de las Obreras y, simbólicamente, ocultar la de las demás. Esta práctica, que puede parecer curiosa a primera vista, es un reflejo de cómo las tradiciones pueden evolucionar y adquirir significados complejos a lo largo del tiempo.

La lluvia de confeti no solo cumple una función simbólica, sino que también añade un elemento de diversión y participación colectiva a la celebración. Los asistentes se ven envueltos en una nube de colores, creando un ambiente festivo y alegre que contrasta con la solemnidad de otros aspectos de la celebración. Este juego entre lo sagrado y lo profano, lo serio y lo lúdico, es característico de muchas fiestas tradicionales españolas y encuentra en la «Rodà de les Alfàbegues» una de sus expresiones más coloridas y originales.

El cierre de la jornada: Ofrenda, mantillas y pólvora

La jornada festiva alcanza su punto culminante con una serie de actos que combinan tradición, religiosidad y espectáculo. Tras la ‘Rodà’, los vecinos y visitantes se congregan a los pies de la iglesia de la Purísima Concepción para presenciar uno de los momentos más emotivos y esperados: la colocación de las mantillas. En este ritual, las obreras casadas, vestidas de riguroso negro, colocan la mantilla a las obreras solteras, en un acto cargado de simbolismo que representa la transmisión de tradiciones entre generaciones.

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Una vez ataviadas con las mantillas, las obreras entran juntas a la parroquia para realizar la ofrenda a la Virgen de la Asunción. Este momento fusiona el aroma de las alfàbegues con la solemnidad del acto religioso, creando una atmósfera única que marca el final de la frenética mañana. La ofrenda no solo es un acto de devoción, sino también una muestra del profundo arraigo de estas tradiciones en la identidad cultural de Bétera.

Sin embargo, la celebración no termina con la ofrenda. Como colofón a este día tan especial, Bétera se prepara para vivir «la noche más especial del año». A partir de la una de la madrugada, el cielo de la localidad se ilumina con más de 2.600 cohetes, entre ‘pisarretes’, ‘coetons’ y ‘femelletes’, disparados por los mayorales 2024 en la calle Gascón Sirera. Esta ‘Cordà’, montada en cuerda, es un espectáculo pirotécnico único que solo se puede disfrutar en Bétera, y que pone el broche de oro a una jornada llena de emociones, colores y tradiciones.

La «Rodà de les Alfàbegues» de Bétera es mucho más que una simple fiesta local. Es un testimonio vivo de cómo las tradiciones pueden mantenerse vigentes y relevantes a lo largo del tiempo, adaptándose y evolucionando sin perder su esencia. Esta celebración no solo es un motivo de orgullo para los habitantes de Bétera, sino también un atractivo cultural y turístico que atrae a visitantes de toda la región y más allá, deseosos de sumergirse en esta experiencia única que combina historia, tradición, color y devoción en una explosión de los sentidos.

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