Veneno mortal y una dimensión de miedo, el Sifonóforo es uno de los animales más grandes del mundo y de los más sorprendentes. Esta especie marina que posee veneno se puede encontrar en las aguas australianas aunque, por el momento, se conoce muy poco de él.
Aunque el ejemplar más grande que fue encontrado es de 40 metros, otro sorprendente estudio halló una especie que supera los 45, lo que despertó el interés de los especialistas y estudiosos de la fauna marina.
Cómo es el Sifonóforo, el animal con veneno peligroso y temido
El Sifonóforo forma parte de una colonia integrada por invertebrados y asexuales, que conforman un grupo unido en el que cada cual tiene una función especial. Los detalles de este animal son especiales y tienen su propia luz, lo que en la fauna marina se llama bioluminiscencia. A pesar de su gran tamaño, este animal no puede ser vista en las superficies y es poco conocido por los inexpertos por que habita en las profundidades, a más de 700 metros por debajo del nivel del mar.
La manera de conocer a esta especie es mediante elementos de alta tecnología que tengan la capacidad de poder sumergirse a profundidades, por lo que su medida es solo estimada, debido a que se unen con otros de sus mismas especies para trabajar en conjunto. Al formar parte de una colonia, el Sifonóforo tiene un trabajo particular de acuerdo a su lugar en ella por lo que algunos se encargan de la caza, otros de la gestión de los nutrientes y otros de la reproducción.
Un veneno que puede ser mortal

Como se mencionó más arriba, el Sifonóforo forma parte de una comunidad de la misma especie llamados zooides, en el que cada uno tiene un rol específico para trabajar en conjunto. Los Neumatóforos son los que se posicionan en la parte más alta de esta colonia y son los que permiten flotar a esta comunidad gracias a la emisión de un gas rico en carbono. Los Nectóforos son campanas, muy parecidas a las medusas, que están ubicados en dirección opuesta a los primeros y que permiten el movimiento.
Dentro de la comunidad, también se encuentran el Sifón, las Brácteas, los Gastrozoides, los Dactilozoides y los Gonozoides que poseen una estructura de trabajo bien delimitada y que, gracias a sus funciones, hacen que el organismo adquiera la forma y tamaño que naturalmente posee. Sin embargo, lo más llamativo es el veneno que expulsan y que puede ser peligroso al contacto humano. Al ser depredadores, esta especie posee células urticantes o cnidocitos, que están provistas de veneno que se libera al ser rozadas. Las toxinas que descargan los hacen muy peligrosos, incluso estando fuera del agua.