Uatae reclama un nuevo modelo de apoyo para revitalizar el mundo rural

En el corazón de la economía rural, los trabajadores autónomos del campo, pequeños productores agrícolas y ganaderos, libran una batalla constante por la supervivencia. Estos emprendedores, pilares fundamentales de la vida rural, se enfrentan a un cúmulo de dificultades que ponen en riesgo su sostenibilidad y el futuro del campo. La Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos y Emprendedores (Uatae) ha alzado la voz para reivindicar su labor y denunciar las injusticias que sufren a diario.

Lejos de ser reconocidos como actores clave en la cadena alimentaria, los autónomos del sector agrario y ganadero son víctimas de un sistema que beneficia a grandes corporaciones en detrimento de los pequeños productores. La proliferación de macrogranjas, la especulación con tierras de cultivo y la presión de la gran distribución, son solo algunos de los desafíos que ponen en jaque la viabilidad de sus proyectos.

Abusos Sistemáticos Amenazan la Supervivencia del Autónomo Agrario

Desde Uatae se denuncia la existencia de abusos sistemáticos por parte de la industria agroalimentaria y la gran distribución. Estas prácticas abusivas, que van desde la imposición de precios de venta a la baja hasta la exigencia de volúmenes de producción imposibles de asumir para pequeñas explotaciones, obligan a muchos autónomos a trabajar a pérdidas, poniendo en riesgo su subsistencia y la de sus familias.

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A esta situación se suma la falta de medidas eficaces para combatir la competencia desleal proveniente de la producción a gran escala y la importación de productos agrícolas a precios irrisorios. La entrada masiva de alimentos procedentes de terceros países, a menudo con estándares de calidad y seguridad alimentaria inferiores, hunde los precios en origen y dificulta la competitividad de los productos locales.

El Futuro del Campo en Manos de un Modelo más Justo y Sostenible

A pesar de las dificultades, el campo español posee un potencial enorme como motor de desarrollo económico y social. Para aprovecharlo, es necesario un cambio de paradigma que priorice un modelo de producción más justo, sostenible y respetuoso con el medio ambiente. Un modelo que apueste por la soberanía alimentaria, la producción local y de calidad, y la dignificación del trabajo de los autónomos del campo.

Es urgente que las instituciones públicas implementen medidas que garanticen la rentabilidad de las explotaciones agrícolas y ganaderas a pequeña escala. Es necesario asegurar precios justos para los productores, facilitar el acceso a la tierra, fomentar la incorporación de jóvenes al sector y promover el consumo de productos locales y de temporada. Solo así se podrá garantizar un futuro prometedor para el campo y para quienes dedican su vida a cultivar nuestros alimentos.

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