miércoles, 16 julio 2025

El preocupante descubrimiento sobre la clamidia y su conexión con el intestino

La clamidia, una bacteria que tradicionalmente se relaciona con infecciones de transmisión sexual, ha demostrado tener una sorprendente capacidad para asentarse en un lugar inesperado: el intestino. Un equipo de investigadores de la Universidad Técnica de Berlín y la Universidad Julius-Maximilians de Wurzburgo (JMU) ha descubierto que esta bacteria puede utilizar el intestino como un nicho seguro, lo que podría explicar por qué algunas personas sufren recaídas recurrentes después de un tratamiento exitoso.

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Este hallazgo representa un importante avance en la comprensión de la persistencia de la clamidia en el cuerpo humano. Hasta ahora, se creía que después de un tratamiento con antibióticos, las infecciones por clamidia quedaban erradicadas. Sin embargo, la realidad parece ser más compleja, ya que los investigadores han identificado al intestino como un posible reservorio de estas bacterias, desde donde pueden volver a activarse y causar nuevas infecciones.

EL INTESTINO, UN NICHO SEGURO PARA LA CLAMIDIA

Los investigadores utilizaron una novedosa técnica llamada organoides, que son estructuras de laboratorio muy similares al intestino real, para estudiar cómo se comporta la clamidia en este órgano. Los resultados obtenidos fueron sorprendentes: descubrieron que la capa celular interna del intestino es altamente resistente a la infección por clamidia, pero que la bacteria puede infectar de manera muy eficiente desde el lado de la sangre.

Esto significa que, en el cuerpo humano, la clamidia tendría dificultad para infectar el intestino a través de su parte interna, pero facilidad para hacerlo a través de la circulación sanguínea. De esta manera, la bacteria podría establecerse en el intestino y formar un reservorio, desde el cual podría reactivarse más tarde y causar nuevas infecciones.

Según el director de la cátedra de microbiología del Biocentro JMU, Thomas Rudel, «es razonable suponer que las bacterias encuentran un nicho en el cuerpo en el que aún no son vulnerables, forman allí un reservorio permanente y pueden volver a activarse más tarde». Esta revelación plantea importantes preguntas sobre la forma en que se debe abordar el tratamiento de la clamidia, ya que las estrategias actuales podrían ser insuficientes para erradicar por completo la infección.

BUSCANDO RESPUESTAS EN EL INTERIOR DEL INTESTINO

Los investigadores ahora se enfocarán en intentar determinar si la clamidia selecciona determinados tipos de células dentro del intestino para establecer su persistencia. Esto no será una tarea fácil, ya que el intestino está compuesto por cientos de tipos de células diferentes.

Además, los expertos aún no han confirmado en estudios clínicos si este fenómeno de persistencia de la clamidia en el intestino ocurre realmente en el cuerpo humano. Sin embargo, los hallazgos obtenidos con los organoides intestinales sugieren que esta hipótesis podría tener sólidos fundamentos.

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La implicación de este descubrimiento es clara: si la clamidia puede esconderse en el intestino, los tratamientos actuales podrían ser insuficientes para erradicar por completo la infección. Esto podría explicar por qué algunas personas sufren recaídas recurrentes después de un tratamiento exitoso.

En resumen, la clamidia ha demostrado tener la sorprendente capacidad de convertir el intestino en un refugio seguro, lo que representa un importante desafío para el tratamiento y la erradicación de esta infección. Los investigadores continuarán explorando este fascinante y preocupante fenómeno, con la esperanza de encontrar nuevas estrategias que permitan combatir de manera más efectiva esta peligrosa bacteria.

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