En un mundo laboral cada vez más competitivo, las empresas y los gobiernos se encuentran constantemente buscando formas de optimizar la productividad y la sostenibilidad financiera. Una de las estrategias más comunes es la extensión de la vida laboral, es decir, aumentar la edad de jubilación. Sin embargo, esta medida, aunque aparentemente beneficiosa a nivel macroeconómico, puede tener consecuencias negativas para la salud de los trabajadores, especialmente aquellos que desempeñan trabajos físicamente exigentes o con alto estrés.
Este artículo analiza un estudio realizado por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) que revela la relación entre el retraso en la jubilación y el riesgo de muerte prematura entre los trabajadores. Los resultados del estudio, basados en la reforma española de 1967, demuestran que retrasar la salida del mercado laboral aumenta significativamente la probabilidad de morir antes de los 70 años, especialmente para los trabajadores en sectores con alto desgaste físico y psicológico.
El riesgo de mortalidad temprana en trabajos físicamente exigentes
El estudio de Fedea se centra en el impacto de la reforma de 1967, que modificó la edad de jubilación anticipada, restringiendo el acceso a esta figura para ciertos grupos de trabajadores. La investigación se basa en el análisis de la edad de salida del mercado laboral y su influencia en la mortalidad en las edades cercanas a la jubilación. Los resultados del estudio son contundentes: retrasar un año la salida del mercado laboral aumenta significativamente el riesgo de morir entre los 60 y los 69 años.
El análisis evidencia una clara relación entre el tipo de trabajo y el riesgo de muerte prematura. Los trabajadores que desempeñan ocupaciones físicamente más exigentes y sujetas a un mayor nivel de estrés emocional y mental presentan un riesgo significativamente mayor de morir prematuramente. La presión física y mental que conlleva este tipo de trabajos se intensifica al retrasar la edad de jubilación, lo que se traduce en una mayor probabilidad de enfermedades y, por lo tanto, de muerte.
La importancia de la jubilación parcial como medida de prevención
Por otro lado, el estudio también destaca la importancia de los mecanismos de jubilación parcial como herramienta para mitigar el riesgo de mortalidad temprana. La posibilidad de reducir las horas de trabajo a partir de determinada edad permite a los trabajadores adaptar su carga laboral a su estado físico y mental, lo que reduce significativamente el riesgo de muerte prematura.
Los resultados del estudio sugieren que el impacto adverso sobre la esperanza de vida supera las ganancias fiscales que se obtienen al retrasar la jubilación. Es decir, la reducción en la esperanza de vida que se deriva de la extensión de la vida laboral tiene un costo social considerable, que supera las ganancias económicas que se podrían obtener por la mayor recaudación de impuestos y la disminución en el gasto en pensiones.
La necesidad de políticas de jubilación sensibles a la salud de los trabajadores
Los resultados de este informe revelan la importancia de diseñar políticas de jubilación con cuidado, considerando los posibles efectos sobre la salud de los trabajadores. Se debe tener en cuenta el grado de exigencia física, emocional y mental de las distintas ocupaciones a la hora de establecer las edades mínimas y legales de jubilación.
La flexibilidad en las opciones de jubilación es fundamental para permitir a los trabajadores adaptar su ritmo de trabajo a su estado físico y mental. La jubilación anticipada y parcial son medidas que pueden mitigar el riesgo de mortalidad temprana, especialmente para los trabajadores que desempeñan trabajos con alto desgaste físico o psicológico.
En definitiva, la investigación de Fedea nos recuerda la importancia de la salud de los trabajadores en el diseño de las políticas públicas. Es fundamental encontrar un equilibrio entre las necesidades económicas y la protección de la salud de los trabajadores. La extensión de la vida laboral no puede ser un objetivo sin considerar las posibles consecuencias negativas para la salud de los trabajadores, especialmente en sectores con altos niveles de exigencia física y mental.