La inmigración es un tema complejo que genera debates acalorados en la sociedad, con diferentes perspectivas y soluciones propuestas. Es fundamental abordar este desafío desde una postura progresista, centrada en los derechos humanos y en la búsqueda de soluciones justas y sostenibles. En este sentido, es importante no caer en las trampas de discursos demagógicos que buscan simplificar el problema y criminalizar a las personas migrantes.
En este artículo, analizaremos las diferentes perspectivas sobre la inmigración, la importancia de las vías de entrada seguras y la necesidad de una política migratoria europea coherente que atienda a las necesidades de las personas migrantes sin dejar de lado la seguridad y el desarrollo de los países receptores.
La Necesidad de Regularizar la Situación de las Personas Inmigrantes
La regularización de las personas inmigrantes que trabajan en España es crucial para garantizar sus derechos laborales y evitar la explotación. Muchas personas migrantes se encuentran en una situación de vulnerabilidad, trabajando en condiciones precarias y sin acceso a la seguridad social.
Es importante recordar el éxito de la regularización de 800.000 personas impulsada en 2004 por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Esta medida permitió integrar a las personas migrantes en la sociedad y contribuir al desarrollo económico del país. La regularización no solo es una cuestión de justicia social, sino también una medida que beneficia a la sociedad en su conjunto.
Abrir Vías de Entrada Seguras y Cooperar con los Países Terceros
La creación de vías de entrada seguras para las personas migrantes es fundamental para evitar que caigan en manos de las mafias y arriesguen sus vidas en peligrosas travesías. Estas vías deberían estar diseñadas en colaboración con los países de origen y tránsito, con el objetivo de ofrecer alternativas legales y seguras a la inmigración irregular.
Además, la cooperación con los países terceros es crucial para abordar las causas de la migración, como la pobreza, la violencia y la falta de oportunidades. Los países ricos deben asumir su responsabilidad y contribuir al desarrollo de los países más pobres, creando oportunidades para que las personas puedan tener una vida digna en sus propios países y no se vean obligadas a migrar.
La política migratoria europea necesita una reforma profunda para afrontar este desafío global. El Pacto Migratorio Europeo ha sido un fracaso en términos de coordinación y solidaridad entre los estados miembros. Es necesario un enfoque común que impulse la creación de vías legales de entrada, la regularización de las personas migrantes y la cooperación con los países de origen.






