Investigadores de los Estados Unidos han realizado un descubrimiento sorprendente en el océano. Han identificado a un tiburón más grande que ha estado cazando a una marrajo preñada en las aguas abiertas al suroeste de las Bermudas. Este evento de depredación, que ha sido documentado por primera vez a nivel mundial, arroja luz sobre las complejas dinámicas que existen entre los grandes depredadores marinos.
La doctora Brooke Anderson, autora principal del estudio publicado en ‘Frontiers in Marine Science’, destaca que este hallazgo es realmente significativo. «En este caso, no solo se perdió una hembra reproductora que podría haber contribuido al crecimiento de la población, sino también todas sus crías en desarrollo. Si esta depredación es más generalizada de lo que se creía, podría tener importantes impactos en la población de tiburones marrajo, que ya se encuentra bajo presión por la sobrepesca«.
Tiburones Marrajo: Vulnerables y Longevos
Los tiburones marrajo son grandes, activos y longevos, pudiendo llegar a vivir hasta 30 o incluso 65 años. Habitan en los océanos Atlántico y Pacífico Sur, así como en el Mediterráneo. Estas imponentes criaturas no se reproducen hasta que alcanzan aproximadamente los 13 años de edad y luego dan a luz una media de cuatro crías cada uno o dos años, tras un periodo de gestación de entre ocho y nueve meses.
Debido a su lento ciclo reproductivo, las poblaciones de tiburón marrajo no pueden recuperarse rápidamente de las amenazas a las que se enfrentan, como la persecución, la pesca recreativa, la captura incidental y la pérdida y degradación de hábitat. De hecho, el marrajo del Atlántico Noroeste está clasificado como en peligro de extinción en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN, mientras que las poblaciones del Atlántico Noreste y del Mediterráneo se encuentran en peligro crítico.
Seguimiento por Satélite Revela Depredación Sorprendente
Como parte de su investigación sobre la migración de tiburones, Anderson y sus colegas capturaron y equiparon a varios cailones con etiquetas satelitales en Cape Cod, Massachusetts, en 2020 y 2022. Estas etiquetas les permitieron realizar un seguimiento detallado de los movimientos y comportamientos de los animales.
Entre los cailones marcados se encontraba una hembra preñada de 2,2 metros de largo. Los investigadores esperaban obtener datos valiosos de esta hembra para ayudar a identificar hábitats importantes para las madres y sus crías. Sin embargo, el destino tuvo otros planes.
Inesperadamente, la etiqueta de archivo satelital (PSAT) de esta hembra comenzó a transmitir desde las aguas de las Bermudas, 158 días después de su liberación. Los datos revelaron que la hembra había estado nadando a profundidades entre 100 y 800 metros durante los últimos cinco meses. Pero de repente, durante cuatro días, la temperatura medida por el PSAT se mantuvo aproximadamente constante en 22 °C, a una profundidad de entre 150 y 600 metros. Esto solo podía significar una cosa: la hembra había sido cazada y devorada por un depredador más grande.
Los autores del estudio identificaron a dos candidatos probables como depredadores: el tiburón blanco (Carcharodon carcharias) y el marrajo de aleta corta (Isurus oxyrhinchus). Dado el comportamiento oscilatorio rápido entre la superficie y las profundidades que no registró el PSAT, los investigadores concluyeron que el tiburón blanco era el culpable más probable de esta sorprendente depredación.
Este descubrimiento pone de manifiesto la necesidad de seguir estudiando las interacciones entre depredadores marinos, a fin de estimar la frecuencia con la que los grandes tiburones se cazan entre sí y comprender mejor los efectos en cascada que estas interacciones pueden tener en los ecosistemas oceánicos.