Durante el pasado verano, la industria de la hostelería en España se ha enfrentado a diversos desafíos que han impactado en su rendimiento y rentabilidad. La facturación se ha visto afectada por diversos factores, como la dificultad para encontrar trabajadores, los elevados costes de los alimentos, bebidas y personal, así como los cambios en los patrones de consumo de los turistas y la población local.
Los principales problemas enfrentados por la hostelería
Uno de los principales problemas que han enfrentado los empresarios de la hostelería es la dificultad para encontrar trabajadores cualificados, lo que ha supuesto un descenso de la rentabilidad de los negocios. Además, el aumento de los costes de los alimentos y bebidas, así como los costes de personal, han mermado los márgenes de los establecimientos.
Según la encuesta realizada por Hostelería de España, el 75% de los empresarios encuestados afirma que la temporada de verano ha sido peor o igual que la del año anterior. Esto se debe, en parte, a la ampliación de la temporada alta, que se extiende ahora desde junio hasta octubre, lo que ha dispersado la demanda y reducido el gasto en algunos meses. Además, el mayor número de viajes al extranjero por parte de los turistas nacionales ha restado consumo en el mercado local.
Evolución del gasto y la afluencia de clientes
La contención del gasto por parte de los consumidores, afectados por la subida de precios en general, ha sido otro factor clave. Esto ha provocado que el 57,7% de los hosteleros haya observado una caída del gasto, mientras que el 44,5% constata un descenso de las visitas.
Por otra parte, los datos indican un fuerte crecimiento de los turistas extranjeros, aunque un 38,2% de los hosteleros comenta que han descendido sus visitas a los establecimientos. En cuanto a la evolución por tipo de establecimiento, los restaurantes han mostrado un mejor comportamiento, mientras que en el ocio nocturno se ha reducido la actividad.
En general, la temporada de verano se inició con expectativas de crecimiento, pero la contención del gasto y los cambios en los patrones de consumo han llevado a una caída en la facturación durante los meses de julio y agosto, lo que ha supuesto un reto para los empresarios de la hostelería en España.