Bajo un puente medieval, con callejas de piedra y casas antiguas se esconde una ciudad secreta que se ubica en la frontera entre España y Portugal. Con un puente que remite a las películas romanas más antiguas, este páramo es una excelente opción para conocer en septiembre.
Este sitio se llama Évora y se encuentra a 100 kilómetros de la ciudad de Badajoz, pero pertenece al país vecino. Allí se puede hacer un verdadero viaje al pasado y descubrir la belleza histórica de la ciudad con sus imponentes edificios.
Cómo es Évora, la ciudad que se erige bajo un puente medieval
Évora se ubica a 140 kilómetros de Portugal y a 100 de Badajoz, por lo que es un destino que puede visitarse desde ambos puntos. En este sitio, se puede conocer la famosa Capilla de los Huesos, que está edificada al estilo de las catacumbas francesas, lo que le da un aspecto lúgubre y temeroso. También, es importante conocer la Plaza de Giraldo (Praça do Giraldo), el corazón de la ciudad y la Iglesia de San Antonio.
Este lugar es reconocido por su impresionante calidad cultural y la arquitectura que aún prevalece, siendo declarada como Patrimonio Cultural por la UNESCO. Por esto, es que el Templo Romano de Diana es otro de los sitios más emblemáticos, en el que confluyen diferentes estilos como el románico, gótico, barroco y manuelino. A pesar de su nombre, este sitio no fue construido en honor a la diosa sino que los historiadores creen ahora que se construyó en homenaje al emperador Augusto.
Un puente y casas ancladas, todos los encantos de esta misteriosa ciudad

Évora tiene un incalculable valor histórico y es conocida por ser la residencia de los reyes de Portugal en el siglo XV. Pero hay un detalle que la hace particular y esta ciudad se destaca por la construcción de algunas casas que fueron edificadas bajo un acueducto, el Aqueduto da Água de Prata. En vez de derribar esta construcción, herencia de la época romana, los hogares con sus columnas y paredes se fusionan con este pasaje.
El acueducto, que de lejos es similar a un gran puente, es considerado Monumento Nacional de Portugal desde 1910, le dio a la ciudad este detalle particular y su belleza histórica. Su construcción se inició en 1532 y abarca 18 kilómetros desde la Granja de Divor hasta el centro de Évora y es considerado una obra maestra de la ingeniería.