Exdiputados de Ciudadanos denuncian la corrupción en los grupos parlamentarios y afirman que España es una dictadura

La política española ha sido testigo de un evento singular que ha reunido a figuras disidentes de diversos partidos en el corazón mismo del poder legislativo. El Congreso de los Diputados, sede de la soberanía nacional, se convirtió en el escenario de un acto que trasciende las fronteras partidistas habituales. La presentación del libro «Una hormiga contra el sistema», escrito por el exdiputado de Ciudadanos Pablo Cambronero, ha congregado a un grupo heterogéneo de políticos que, por diversas razones, han abandonado o se han distanciado de sus formaciones originales.

Este encuentro no solo ha servido como plataforma para la promoción literaria, sino que se ha transformado en un foro de debate sobre el estado actual de la democracia española y el funcionamiento interno de los partidos políticos. Los asistentes, provenientes principalmente de Ciudadanos y Vox, han aprovechado la ocasión para expresar sus críticas hacia el sistema partidista y compartir experiencias sobre las dificultades enfrentadas al disentir de las líneas oficiales de sus respectivas agrupaciones. El evento ha puesto de manifiesto las tensiones existentes entre la disciplina de partido y la libertad de conciencia de los representantes electos.

La erosión del sistema democrático

La presentación del libro de Cambronero ha servido como catalizador para un debate más amplio sobre el estado de la democracia en España. El autor, que abandonó Ciudadanos para unirse al Grupo Mixto, ha lanzado duras acusaciones contra el sistema actual, llegando incluso a afirmar que España «ya es una dictadura». Esta declaración, aunque polémica, refleja un sentimiento de frustración compartido por varios de los asistentes al evento.

La exdiputada de Ciudadanos, Marta Martín Llaguno, no se quedó atrás en sus críticas, denunciando la «podredumbre» del sistema partidista en el Congreso. Su intervención puso el foco en el funcionamiento interno de los grupos parlamentarios y los supuestos abusos que se cometen contra los diputados. Este testimonio abre una ventana a las dinámicas internas de poder que raramente salen a la luz pública.

El propio Cambronero compartió su experiencia personal tras abandonar Ciudadanos, relatando las dificultades que enfrentó al ser etiquetado como «tránsfuga» y verse privado de derechos parlamentarios básicos. Su relato pone de manifiesto las consecuencias que pueden sufrir los representantes que deciden romper con la disciplina de partido, cuestionando así la independencia real de los diputados en el sistema actual.

Voces críticas desde diferentes espectros políticos

El evento no solo contó con la presencia de exmiembros de Ciudadanos, sino que también atrajo a figuras destacadas que han abandonado Vox. La participación de Macarena Olona, quien fuera secretaria general del grupo parlamentario de Vox, añadió una dimensión adicional al debate. Su presencia y sus palabras de apoyo a Cambronero evidencian las fracturas existentes incluso en partidos que se presentan como alternativas al sistema tradicional.

Otros exdiputados de Vox, como Víctor Sánchez del Real y Rubén Manso, aportaron sus perspectivas críticas sobre lo que denominaron la «excesiva autorregulación» de la «industria política» y la «aparición de cárteles» dentro de ella. Estas intervenciones sugieren que el descontento con las estructuras partidistas trasciende las fronteras ideológicas y afecta a formaciones de todo el espectro político.

La presencia de figuras como Marcos de Quinto, quien actuó como moderador, aportó ejemplos concretos de las prácticas cuestionables dentro de los partidos. Su relato sobre cómo la dirección de Ciudadanos supuestamente sobrecargó de trabajo a Martín Llaguno «para que se desfondara y tirara la toalla» ilustra las tácticas internas que pueden emplearse para marginar a los disidentes.

Llamados a la reforma y la representatividad

A lo largo del evento, se hicieron múltiples llamados a una reforma profunda del sistema político español. Cambronero abogó por un «cambio del sistema» que garantice una «representatividad real» de la ciudadanía. Su propuesta de que los derechos parlamentarios estén directamente vinculados al número de votos obtenidos plantea un desafío al modelo actual de representación.

La crítica a la falta de poder real del legislativo fue un tema recurrente. Varios de los participantes expresaron su preocupación por lo que perciben como un desequilibrio en la separación de poderes, con un ejecutivo que, en su opinión, actúa sin suficientes contrapesos. Esta visión cuestiona la efectividad del Congreso como institución de control y representación ciudadana.

El debate también se extendió a la forma en que los partidos políticos interactúan con el Estado. La intervención de Rubén Manso sobre la «idolatría al Estado» y el papel de los partidos en fomentar esta dependencia, abre una reflexión sobre la relación entre las formaciones políticas, las instituciones y la sociedad civil. Este cuestionamiento invita a repensar el rol de los partidos en una democracia moderna y su responsabilidad en la promoción de una ciudadanía más autónoma y participativa.