Científicos internacionales advierten del riesgo de no impulsar el estudio de las enfermedades causadas por hongos

La resistencia antimicrobiana es uno de los mayores retos de salud pública a nivel mundial. Hasta ahora, el foco principal se ha centrado en las bacterias, dejando de lado el creciente problema de la resistencia a los antifúngicos. Un grupo internacional de científicos ha publicado un artículo en la prestigiosa revista «The Lancet» en el que advierten de la necesidad urgente de prestar más atención a este fenómeno.

El artículo está liderado por expertos de reconocido prestigio, como el doctor Norman van Rhijn de la Universidad de Mánchester y el profesor Ferry Hagen del Instituto Westerdijk de Países Bajos. En él, participan también investigadores de diversos países, incluyendo España, Reino Unido, Austria, Turquía, Australia, Uganda, India, Estados Unidos, Brasil, Sudáfrica y China.

La Amenaza de la Resistencia Fúngica

Según los autores, la mayoría de los patógenos fúngicos identificados como prioritarios por la Organización Mundial de la Salud (OMS), responsables de alrededor de 3,8 millones de muertes anuales en todo el mundo, ya son resistentes o están adquiriendo rápidamente resistencia a los medicamentos antifúngicos.

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La investigadora Ana Alastruey, del Centro Nacional de Microbiología (CNM) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), explica que hoy en día «la resistencia es más la norma que la excepción en las cuatro clases de antifúngicos disponibles para tratar infecciones por hongos, lo que dificulta, e incluso imposibilita, el tratamiento de muchas infecciones fúngicas invasivas».

Algunas de las infecciones resistentes a los fungicidas incluyen «Aspergillus«, «Candida» y «Trichophyton indotineae«, las cuales pueden tener graves impactos en la salud de personas mayores o pacientes inmunocomprometidos.

La Necesidad de una Acción Coordinada

Los autores del artículo recomiendan una serie de medidas para abordar este problema:

  1. Acuerdo mundial para restringir el uso de ciertas clases de moléculas antifúngicas a aplicaciones específicas.
  2. Mayor colaboración en soluciones y regulaciones que garanticen la seguridad alimentaria y la salud universal para animales, plantas y seres humanos.
  3. Inclusión de la resistencia a antifúngicos en la reunión de la ONU sobre resistencia a los antimicrobianos (RAM) que se celebra en septiembre.

Según Norman van Rhijn, «la mayoría de las personas está de acuerdo en que las infecciones bacterianas resistentes constituyen una parte significativa del problema de las resistencias antimicrobianas; sin embargo, muchos problemas de resistencia a los medicamentos en las últimas décadas también han sido resultado del mal manejo de enfermedades fúngicas invasivas subestimadas por científicos, gobiernos, médicos y farmacéuticas».

Por su parte, Ferry Hagen considera que, a pesar de las dificultades, en los últimos años han entrado en ensayos clínicos varios agentes nuevos y prometedores, incluyendo clases completamente nuevas de moléculas. No obstante, advierte que «incluso antes de que lleguen al mercado tras años de desarrollo, la industria agroquímica desarrolla fungicidas con modos de acción similares, lo que provoca resistencias cruzadas y nos hace retroceder al punto de partida».

Conclusión: Un Llamado a la Acción Global

La científica Ana Alastruey concluye que «a pesar de que la amenaza de los patógenos fúngicos y la resistencia antifúngica es un problema global en crecimiento, reconocido por la OMS e incluido en la agenda global de investigación sobre resistencias antimicrobianas en salud humana, está siendo excluido del debate». Es fundamental que la comunidad internacional tome medidas urgentes para abordar esta crisis emergente y garantizar la efectividad de los tratamientos antifúngicos en el futuro.

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