El club del técnico arrestado en Lleida por agresiones asegura desconocer cualquier delito

El mundo del fútbol, a menudo visto como un refugio de alegría y camaradería, se ha visto empañado por una perturbadora revelación que sacude los cimientos de una comunidad que debería proteger a sus miembros más vulnerables.

Un entrenador del equipo juvenil de un club en Lleida, España, ha sido detenido esta semana por presuntos abusos sexuales a menores a través de las redes sociales, exponiendo una problemática que exige una respuesta urgente y decisiva por parte de las autoridades y el mundo deportivo.

En medio de esta crisis, el club Futbol i Formació ha emitido un comunicado en el que intenta deslindarse de cualquier responsabilidad, al tiempo que se pone a disposición de las familias y la justicia. Sin embargo, la revelación de este caso ha desatado un clamor por mayor transparencia y una investigación exhaustiva para garantizar que los menores atletas reciban la protección que merecen.

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La Detención del Entrenador Acusado

El joven de 22 años, quien fue el entrenador del equipo juvenil del club durante apenas tres semanas, fue detenido por los Mossos d’Esquadra, la policía autonómica catalana, debido a las denuncias presentadas por dos menores que afirmaron haber sufrido acoso sexual a través de redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea por parte de su antiguo entrenador.

Las investigaciones revelaron que podría haber más víctimas entre los menores que fueron entrenados por este individuo, y que incluso se le habría ofrecido dinero a uno de ellos a cambio de imágenes. Estos hallazgos llevaron a las autoridades a proceder con la detención del sospechoso.

La Respuesta del Club: Intentos de Deslinde

Ante la gravedad de los hechos, el club Futbol i Formació emitió un comunicado en el que intentó deslindarse de cualquier responsabilidad en el caso. La entidad aseguró que no tenía conocimiento de ningún hecho relacionado con los delitos que se le imputan al detenido, y que el joven había sido el entrenador del equipo juvenil durante apenas tres semanas.

Además, el club reveló que contaban con el certificado negativo de delitos sexuales del entrenador, emitido en agosto de 2024, lo que les había dado «tranquilidad» para que pudiera entrenar en la organización. Sin embargo, la entidad admitió que desconocía que el joven había tenido problemas con la justicia en el pasado.

Pese a estos intentos de deslinde, el club se ha puesto a disposición de las familias y de la justicia para colaborar en todo lo que se les solicite, reafirmando la presunción de inocencia del entrenador hasta que no se dicte una resolución judicial.

Este perturbador caso evidencia la necesidad de implementar medidas de seguridad más rigurosas en el ámbito del deporte base, especialmente en lo que respecta a la selección y el monitoreo de los entrenadores y personal que interactúa con menores. Las autoridades y las organizaciones deportivas deben actuar con celeridad y transparencia para garantizar que los jóvenes atletas se desarrollen en un entorno libre de abusos y acoso.

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La sociedad en su conjunto debe reflexionar sobre esta problemática y exigir soluciones concretas que protejan a los niños y adolescentes, quienes deben poder disfrutar del deporte sin temor a ser víctimas de depredadores sexuales. Solo así podremos restaurar la confianza y la seguridad en un ámbito que debería ser un refugio de desarrollo y bienestar para los más jóvenes.

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