Tras las explosiones de cientos de dispositivos «busca personas» y walkie talkies de militantes de Hezbolá en el sur de Líbano, muchas son las hipótesis que han circulado intentando averiguar cómo el servicio secreto israelí, el Mossad, se las ingenió para realizar una de las operaciones de inteligencia más elaboradas del siglo XXI. Según los analistas internacionales, casi todos ex agentes de Inteligencia estadounidenses, se podían barajar tres hipótesis pausibles: los explosivos fueron introducidos en fábrica, los «buscas» fueron manipulados en el traslado en barco al Líbano o, la más probable y que cobra más fuerza según pasan las horas, que Israel fabricó los 3.000 «buscas» y, además, los vendió a Hezbolá haciéndose pasar por fabricantes europeos, con la modalidad explosiva de un troyano moderno. Todavía se desconoce cómo se introdujeron explosivos en los walkie talkies que explotaron el miércoles.
Los ataques del martes sobre los 3.000 «buscas» y del miércoles, cuando explotaron un centenar de los walkie talkies de Hezbolá, causaron al menos 32 muertos y cerca de 3.000 heridos y, algo mucho más importante para los servicios de inteligencia, provocaron la sensación de que tu enemigo puede usar tecnología avanzada en cualquier lugar y momento, con cero bajas a su favor y miles en tu contra, y por tanto, nunca estarás seguro. En Líbano hay desplegados 700 soldados españoles, dentro de un contingente de 3.500 efectivos de Naciones Unidas.
PREPARADOS DURANTE AÑOS
El gobierno israelí no ha comentado ninguno de los ataques, pero todo el mundo da por supuesto que sus servicios de inteligencia están detrás de ellos. Lo único que ha trascendido que publicó el New York Times citando fuentes de la Inteligencia israelí es que «los ataques del martes se prepararon durante años».
De hecho, los primeros envíos a Líbano llegaron en el verano de 2022 desde una empresa fachada llamada B.A.C. Consulting. Las autoridades húngaras ya han asegurado que esta empresa es una mera intermediaria y que no fabrica nada en Hungría. Supuestamente, según la hipótesis más defendida, los especialistas del Mossad introdujeron unos 50 gramos de explosivo Petn que explotaron cuando los buscas recibieron un mensaje concreto. Los ataques dejaron además 3.000 heridos. El Petn también conocido como pentrita, es uno de los explosivos más letales conocidos, es más sensible que el TNT, y se usa habitualmente como potenciador en algunas minas terrestres y en cordones detonantes.
Lo difícil de la operación es, primero saber que Hezbolá quería comprar «buscapersonas», después montar una fábrica fake en un país europeo para no llamar la atención y después, comprar el permiso de patente para fabricar esos equipos a una empresa en Taiwan. Una vez conseguido todo eso, había que hacer la oferta lo suficientemente atractiva para que Hezbolá picase el anzuelo, pero no tanto para que sospechasen. Y todo ello hace más de dos años.
Según analistas citados por The Times, pero también por el Washington Post, el «éxito es innegable desde el punto de vista táctico», pero «sus efectos estratégicos no han quedado claros» porque mató e hirió a supuestos enemigos indiscriminadamente y «también a inocentes como familiares, amigos o personas desconocidas que se encontraban cerca en ese momento».
La noche del miércoles, Yoav Gallant, ministro de Defensa israelí, dijo en la televisión israelí que «Israel está al comienzo de un nuevo período en esta guerra». Sin mencionar las explosiones en el Líbano, dijo que el «centro de gravedad» de los esfuerzos militares de Israel estaba «moviéndose hacia el norte», es decir, que Israel ha desplazado tropas a la frontera.
UN MENSAJE DEL LÍDER
Los buscapersonas comenzaron a sonar poco después de las 3:30 de la tarde del martes en el Líbano, alertando a los miembros de Hezbolá acerca de un próximo mensaje de sus líderes adornado de un recital de campanadas, música y zumbidos. Pero el remitente resultó no ser un líder de la organización, sino el enemigo y pocos segundos después comenzaron las explosiones, la sangre, los gritos y el sonido de ambulancias.
Los vídeos que circulan por redes sociales recogen a gente esperando en una caja de supermercado o montando en moto que sufre explosiones en los bolsillos de sus pantalones y caen al suelo mientras los testigos corren para alejarse de una posible nueva explosión.
Al final del martes una docena de personas habían muerto y más de 2.700 resultaron heridas, muchas de ellas mutiladas. Y al día siguiente, el miércoles, 20 personas más murieron y cientos resultaron heridas cuando los walkie talkies en el Líbano también comenzaron a explotar misteriosamente. Algunos de los muertos y heridos eran miembros de Hezbolá, pero otros no. Murieron cuatro niños.
Las explosiones de «buscapersonas» y walkie talkies han sido el último episodio en el conflicto que enfrenta a la milicia Hezbolá con Israel durante décadas. Hezbolá es un grupo respaldado por el Gobierno de Irán. Hace dos años Israel acabó con la vida de Mohsen Fakhrizadesh, el principal científico iraní especialistas en tecnología nuclear, por medio de un robot y en los ataques del martes resultó herido el embajador de Irán en Líbano.
«EL TELÉFONO ES EL AGENTE TRAIDOR»
Desde hace años Hezbolá y el ejército israelí se limitan a enviarse misiles y fuego de artillería a través de la frontera que comparten el sur de Líbano y el norte de Israel, pero nunca han dado un paso más allá, hasta este martes. También Israel ha ejecutado algunas operaciones selectivas contra altos líderes de Hezbolá.
En febrero de este mismo año el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, advirtió en un discurso televisado a los suyos que Israel usaba el posicionamiento GPS de los teléfonos móviles para ejecutar estos ataques: «Me preguntáis dónde está el agente traidor», dijo Nasrallah y añadió que «te digo que el teléfono en tus manos, en las manos de tu esposa y en las manos de tus hijos es el agente». Nasrallah emitió luego una petición, «entiérralo, ponlo en una caja de hierro y ciérralo».
El propio líder de Hezbolá habría presionado para dejar los móviles e invertir en buscapersonas, que aunque limitados podían recibir datos sin revelar sus posiciones. Pero esta apuesta por la seguridad parece haber fallado.
Respecto a las explosiones de walkie talkies del miércoles se sabe menos, aunque ya la compañía japonesa Icom, fabricante de los mismos ha confirmado que su modelo IC-V82, como los que explotaron, fueron enviados a mercados en el extranjero, «incluido Oriente Próximo, desde 2004 hasta octubre de 2014» y que «se dejó de fabricar hacer unos diez años. Desde entonces no los hemos exportado». La respuesta lejos de despejar dudas abre nuevas incógnitas. En 2022, United Against Nuclear Iran (UANI), un lobby de presión que aboga por sanciones más fuertes contra Irán, adviritó que Hezbolá usaba estos aparatos para comunicarse e incluso un combatiente de este grupo fue fotografiado usando uno de ellos.