La multinacional automotriz Stellantis se encuentra en una encrucijada importante, pues ha iniciado la búsqueda de un sucesor para el puesto de consejero delegado que actualmente ocupa Carlos Tavares, cuyo contrato vence en 2026. Esta decisión forma parte de la planificación habitual de la sucesión y refleja las crecientes presiones que enfrenta Tavares debido al desempeño deficiente de Stellantis en algunos mercados clave, especialmente en Norteamérica, su principal fuente de ingresos.
La insatisfacción del presidente de la compañía, John Elkann, con la situación en América del Norte, donde las ventas se han desacelerado y varios directivos han abandonado la empresa, ha sido un factor determinante en la búsqueda de un nuevo liderazgo. Este panorama plantea importantes desafíos para Stellantis, que debe encontrar una solución efectiva para revertir esta tendencia y mantener su competitividad en el mercado.
Los problemas de Stellantis en Norteamérica
En Estados Unidos, Stellantis, fabricante de marcas como Jeep y Chrysler, se enfrenta a varios problemas que han afectado su desempeño. Entre ellos se destacan altos niveles de inventarios, problemas de calidad y una participación de mercado en declive. Estas dificultades han ejercido una presión creciente sobre Tavares, quien ha tenido que implementar un plan de reducción de costes para hacer frente a la debilitación de la demanda de automóviles eléctricos y la intensificación de la competencia de los fabricantes chinos.
Una «rápida degradación» de las marcas de Stellantis
Además, los líderes de la red de concesionarios estadounidenses de Stellantis han criticado a Tavares por presidir una «rápida degradación» de las marcas del fabricante, que también incluyen Ram y Dodge, instándole a gastar más dinero para eliminar el inventario antiguo de sus lotes. Esta situación ha generado la posibilidad de más huelgas en Estados Unidos e Italia en las próximas semanas, lo que podría agravar aún más los problemas de la compañía.
La necesidad de soluciones a corto y largo plazo
Para hacer frente a estos desafíos, la directora financiera del grupo, Natalie Knight, ha afirmado que la solución de los problemas en Estados Unidos será una «máxima prioridad» para Stellantis hasta finales de este año. La empresa está trabajando arduamente para encontrar soluciones que satisfagan a todas las partes interesadas, incluidos los distribuidores. Sin embargo, Tavares también ha estado exigiendo recortes presupuestarios adicionales para proteger la rentabilidad, lo que ha alimentado las preocupaciones de que su agresivo impulso a la eficiencia pueda poner en peligro proyectos a largo plazo y flujos de ingresos.
Evaluación y toma de decisiones en la junta directiva
La junta directiva de Stellantis se reunirá en Estados Unidos el 9 y 10 de octubre para evaluar los planes implementados para dar un giro al negocio en la región. En este contexto, la búsqueda de un sucesor para Tavares cobra especial relevancia, pues se trata de una decisión clave para el futuro de la compañía.
Tavares, un líder eficiente pero cuestionado
Tavares ha recibido elogios por su impulso a la eficiencia en los años posteriores a la fusión en 2021 de Fiat Chrysler y la francesa PSA, pues logró que el grupo fuera más eficiente y reforzó los rendimientos. Sin embargo, su agresivo enfoque en la eficiencia ha generado preocupaciones sobre su capacidad para preservar proyectos a largo plazo y mantener flujos de ingresos adecuados.
Decisiones que definirán el futuro de Stellantis
Las decisiones que se tomen en la reunión de la junta directiva tendrán un impacto significativo en el rumbo futuro de Stellantis. La compañía deberá encontrar un equilibrio entre la necesidad de soluciones a corto plazo para resolver los problemas en Norteamérica y la visión a largo plazo que le permita mantener su competitividad y rentabilidad en un entorno de creciente competencia y cambios tecnológicos en la industria automotriz.
