El marisco es una de las delicias más apreciadas en la gastronomía mundial, pero su frescura es fundamental para garantizar una experiencia culinaria segura y satisfactoria. No basta con que luzca bien a simple vista; también es necesario prestar atención a ciertos detalles que indican si está en mal estado. Saber reconocer estas señales es clave para evitar problemas de salud y asegurarse de que el producto esté en condiciones óptimas para el consumo.
A menudo, el marisco en mal estado puede confundirse con un producto fresco, lo que representa un riesgo considerable. Los expertos en alimentación y los chefs profesionales han desarrollado métodos sencillos pero efectivos para evaluar su calidad antes de servirlo. En este artículo, te revelaremos un truco esencial compartido por Pablo Ojeda, un reconocido experto en alimentación, que te permitirá identificar de manera rápida si el marisco que vas a consumir está en buen estado.
El truco para reconocer el marisco en mal estado

Uno de los signos más evidentes de que el marisco no está en buenas condiciones es el olor. Según Pablo Ojeda, si desprende un aroma a amoníaco o metálico, es una señal clara de que ha comenzado a descomponerse. Este olor se produce cuando el marisco se expone a temperaturas inadecuadas, como cuando se almacena a más de cinco grados. Un marisco fresco nunca debe tener este tipo de olor peculiar; en su lugar, debería oler a mar, lo que indica que está en perfectas condiciones para su consumo.
Ojeda también enfatiza que, aunque algunas personas piensan que un leve olor a metálico puede ser normal en el marisco, esto no es así. Cualquier rastro de este tipo de aroma indica que el producto ha empezado a deteriorarse y no es seguro ingerirlo. Este consejo es fundamental para evitar intoxicaciones alimentarias y disfrutar de una comida de calidad.
Otros indicadores visuales y táctiles

Además del olor, la apariencia es otro aspecto clave que no debe pasarse por alto. El marisco fresco debe tener un aspecto translúcido y brillante. Si observas que está opaco, grisáceo o presenta manchas negras o verdosas, es muy probable que esté en mal estado. Este cambio de color es un indicativo de que el producto ha perdido frescura, lo cual afecta tanto a su sabor como a su seguridad.
Otro factor que debes considerar es la textura del marisco. Al tocarlo, debe ser firme y elástico, devolviendo su forma rápidamente si lo presionas. Si la carne se siente viscosa, pegajosa o blanda, significa que ha comenzado a descomponerse y no es apto para el consumo. Al igual que con el olor, la textura y la apariencia son indicadores claros de la frescura del producto.
Finalmente, al comprar marisco, es esencial asegurarse de que ha sido almacenado correctamente, respetando la cadena de frío. No solo se trata de disfrutar de su sabor, sino también de prevenir riesgos para la salud. Ahora que conoces estos trucos, podrás identificar fácilmente si el marisco que tienes frente a ti está en las mejores condiciones.