Advierte de que «confundir la libertad de expresión con la legitimación de la violencia es un error inaceptable» en el Zinemaldia.
El partido animalista Pacma ha expresado este domingo su «firme rechazo» a la decisión del Festival de Cine de San Sebastián de galardonar con la Concha de Oro a la cinta ‘Tardes de Soledad’ de Albert Serra, ya que, a su entender, «es como premiar un documental que exalta el racismo, el terrorismo o la violencia doméstica, disfrazándola de desafío poético o humano».
«Si esta comparación parece exagerada, es porque la normalización hasta límites y magnitudes infinitas de la violencia premeditada y voluntaria que se ejerce sobre un toro distorsiona cualquier criterio objetivo, llevándonos a justificar lo injustificable», ha afirmado el coordinador de Pacma en Gipuzkoa y vocal de la Junta Directiva, Asier Esparza.
Así, desde Pacma han recordado que «la tauromaquia no ocurre de manera espontánea», sino que «es una acción deliberada, llevada a cabo por personas que, con plena consciencia, buscan provocar el mayor sufrimiento posible a un animal».
«Se le clavan banderillas que desgarran tendones, nervios y vértebras; se le perforan los pulmones con un estoque, llevándolo a morir ahogado en su propia sangre», ha denunciado Esparza, que ha lamentado que se somete al toro a «un dolor indescriptible, todo ello con el único propósito de qué. Ni el arte, si lo fuera, ni el entretenimiento justifican estos medios». «Tampoco el cine. Este film no es ficción», ha subrayado.
Además, ha advertido a quienes «esta obra les pareció dura» de que «la realidad es aún mucho peor y que la obra de Serra es aún tremendamente tibia» con respecto a lo que realmente ocurre en las plazas.
El partido animalista ha precisado que «las comparaciones justificadoras que se han hecho con representaciones de guerra o de otras formas de violencia, ya sean artísticas o documentales, suelen tener la intención de educar, advertir o mostrar la dureza de un conflicto para aprender de él y evitar su repetición» pero, sin embargo, «documentar la tauromaquia sin una intención de denuncia solo tiene como objetivo ensalzar una violencia que es evitable e innecesaria».
En palabras de Esparza, «la diferencia crucial está en el propósito y el mensaje transmitido: mientras uno busca prevenir el sufrimiento, el otro lo celebra».
Pacma dirige sus críticas «claramente al Zinemaldia y a su decisión de legitimar la tauromaquia como un espectáculo estético y aceptable». «No solo nos mantenemos firmes en nuestra postura, sino que también denunciamos su decisión de premiar el documental y distanciarse de las implicaciones éticas de esta práctica», ha afirmado.
Según ha indicado su coordinador en Gipuzkoa, «confundir la libertad de expresión con la legitimación de la violencia, por muy legal que sea, es un error inaceptable en un evento de este calibre».
«Exaltar la violencia explícita y deliberada, como lo hace este documental, y presentarla como arte es una falta de ética absoluta», ha insistido, censurando que las declaraciones del propio Albert Serra revelan una «fascinación» por el valor y el momento de la muerte del toro, «describiéndolo como algo poético y trascendental».
Este enfoque, ha denunciado, «no solo es cruel, sino que además refleja una visión distorsionada y deshumanizante del sufrimiento animal, que el Festival de Cine de San Sebastián ha decidido respaldar», obviando que el Código Civil «reconoce a los animales como seres sintientes».
Pacma también considera lamentable que el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, «haya celebrado el premio a un documental que glorifica el horror más cruel perpetrado contra el toro», lo que evidencia que el partido animalista es «el único grupo político con una postura firme y sin titubeos frente a los poderes económicos que impulsan la industria taurina y los derechos de los animales. No nos venderemos por un puñado de votos», ha asegurado.
Finalmente, ha exigido al Festival de San Sebastián «una reflexión profunda sobre la responsabilidad que tiene en la difusión de contenidos que legitiman la violencia hacia los animales». «La libertad de expresión no puede ser una justificación para glorificar el sufrimiento», ha concluido.