España, un país con una rica diversidad lingüística, ha emprendido una batalla en Bruselas por conseguir que el catalán, el euskera y el gallego sean reconocidos como lenguas oficiales de la Unión Europea (UE). Este es un objetivo clave para el Gobierno español, que busca preservar y promover la identidad plurilingüe de la nación.
El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, ha sido claro en su posición: si no se logra la unanimidad de los Veintisiete para incluir estas lenguas cooficiales en el régimen lingüístico de la UE, España está dispuesta a llevar el caso al Tribunal de Justicia de la UE (TJUE). Esta determinación refleja la importancia que el Gobierno español le otorga a este asunto.
El Obstáculo Político y la Necesidad de Superar la «Reticencia»
Según Albares, el único impedimento para la inclusión del catalán, el euskera y el gallego en la UE es una «reticencia política» de algunos países gobernados por el Partido Popular Europeo (PPE) en coalición con la extrema derecha. Por ello, el ministro ha hecho un llamado reiterado al Partido Popular (PP) en España para que ayude a conseguir este objetivo en Europa.
Sin embargo, Albares ha dejado claro que, independientemente de la posición del PP, España consolidará esta oficialidad de las lenguas cooficiales, y si es necesario, acudirá al TJUE. Esto demuestra la determinación del Gobierno español en defender la identidad plurilingüe del país.
La Viabilidad Técnica y los Precedentes Establecidos
Albares ha desestimado los posibles obstáculos técnicos para la oficialización de estas lenguas en la UE. Según el ministro, no hay problemas con los traductores, ya que existen y con las nuevas tecnologías sería «algo muy fácil«. Tampoco se prevé un alto coste, ya que España está dispuesta a asumirlo.
Además, Albares ha señalado que no se puede temer que esto siente un precedente, ya que se han introducido toda una serie de condicionalidades que solo cumple España, como que las lenguas estén en la Constitución, se usen en el Parlamento nacional o que existan acuerdos administrativos con las instituciones europeas.
En resumen, el Gobierno español ha demostrado su determinación y convicción en la lucha por conseguir que el catalán, el euskera y el gallego sean lenguas oficiales de la UE. Con argumentos sólidos y una estrategia jurídica clara, España busca preservar y promover su identidad plurilingüe a nivel europeo, sin renunciar a este objetivo clave para el país.