Cuando pensamos en salir a comer a un restaurante, pocas veces nos detenemos a analizar el impacto que nuestras elecciones pueden tener en la salud. Entre los platos más solicitados se encuentran las frituras, populares por su sabor y textura crujiente, pero no tanto por sus efectos nocivos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido repetidamente sobre los riesgos de consumir fritos de manera frecuente, ya que pueden acortar considerablemente la expectativa de vida.
El problema radica en la cantidad de grasas saturadas y sustancias dañinas que se generan durante el proceso de fritura, especialmente cuando los restaurantes reutilizan el aceite. En los meses de verano, cuando comer fuera es más común, estas elecciones gastronómicas pueden convertirse en una amenaza silenciosa para la salud, si no se toman las precauciones necesarias.
La presencia de fritos en los menús de los restaurantes

En la mayoría de los restaurantes, los fritos se presentan como una opción rápida, económica y muy demandada. Son platos que gustan a casi todos, desde niños hasta adultos, por lo que es común verlos en las cartas de prácticamente cualquier establecimiento. Sin embargo, la OMS ha subrayado que este tipo de alimentos deben consumirse con moderación, ya que están asociados a problemas como la obesidad y las enfermedades del corazón.
Además, la facilidad de preparación convierte a las frituras en un recurso frecuente en la cocina de muchos restaurantes. A pesar de su popularidad, la recomendación de la OMS es clara: cuanto menos se consuman, mejor para la salud.
El peligro de los aceites reutilizados

Uno de los factores que más preocupa a la OMS es la reutilización de aceites en la preparación de frituras en los restaurantes. El uso repetido de estos aceites genera sustancias tóxicas, como la acrilamida, que puede aumentar el riesgo de enfermedades graves, como el cáncer. Además, el aceite reutilizado eleva considerablemente la cantidad de grasas saturadas en los alimentos, lo que afecta directamente al sistema cardiovascular.
Para reducir los costos, muchos restaurantes optan por reutilizar los aceites más de lo recomendable, poniendo en riesgo la salud de sus clientes. Según la OMS, esta práctica aumenta el peligro de padecer patologías relacionadas con el corazón y otros órganos vitales.
Fritos y su impacto en la salud

El consumo habitual de frituras está relacionado con un aumento significativo de grasas y calorías en la dieta. Esto no solo contribuye al aumento de peso, sino que también eleva los niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre, incrementando el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. La OMS ha advertido que una dieta rica en fritos, especialmente los preparados en restaurantes, puede acortar la esperanza de vida de quienes los consumen regularmente.
Además, la densidad calórica de las frituras suele ser muy alta, lo que fomenta la ganancia de peso en el corto plazo. Comer fritos de manera frecuente en restaurantes puede desencadenar problemas de salud que se agravan con el tiempo si no se adoptan hábitos alimenticios más equilibrados.
La acrilamida: el enemigo oculto en los fritos

Uno de los mayores peligros que presentan las frituras es la acrilamida, una sustancia que se genera cuando los alimentos ricos en almidón, como las patatas, se fríen a altas temperaturas. La OMS ha alertado sobre la relación entre la acrilamida y el aumento en el riesgo de ciertos tipos de cáncer. Este compuesto tóxico no solo aparece en fritos, sino también en alimentos como galletas y productos horneados.
Reducir la exposición a la acrilamida es esencial para proteger la salud a largo plazo. Aunque algunos restaurantes puedan optar por técnicas de cocción más saludables, el consumidor debe estar consciente del riesgo que implica consumir fritos de manera frecuente.
¿Es posible disfrutar de los fritos sin comprometer la salud?

Según la OMS, el consumo de fritos no debe eliminarse por completo, pero sí es necesario moderarlo. Las frituras pueden formar parte de una alimentación equilibrada siempre que se consuman de forma esporádica y se utilicen aceites de calidad. No obstante, en muchos restaurantes, el control sobre la calidad del aceite y la técnica de fritura no es riguroso, lo que aumenta el riesgo de consumir grasas dañinas.
Para reducir los riesgos, los expertos recomiendan optar por aceites que resistan mejor las altas temperaturas, como el de oliva, y desechar aquellos que han sido reutilizados múltiples veces. Sin embargo, es difícil para el comensal saber cuántas veces ha sido reutilizado el aceite en su plato.
El impacto de los fritos en los niños

La OMS también ha hecho un llamado de atención sobre el consumo de fritos en la población infantil. Muchos restaurantes ofrecen menús que incluyen alimentos fritos como una opción atractiva para los más pequeños, lo que contribuye a la adquisición de hábitos alimenticios poco saludables desde temprana edad. Los niños son especialmente vulnerables al exceso de grasas y calorías, lo que puede llevarlos a desarrollar problemas como la obesidad.
El consumo habitual de frituras durante la infancia está relacionado con un mayor riesgo de mantener un peso elevado en la vida adulta, lo que a su vez aumenta las probabilidades de sufrir enfermedades como diabetes o hipertensión. La OMS insiste en la importancia de ofrecer alternativas más saludables a los niños, tanto en casa como en los restaurantes.
Alternativas saludables a las frituras

Si bien las frituras son populares en los menús de los restaurantes, existen otras formas de cocinar que son mucho más beneficiosas para la salud. La OMS recomienda técnicas de cocción que no requieran grandes cantidades de grasa, como el horneado, la cocción al vapor o el salteado. Estas alternativas permiten disfrutar de alimentos sabrosos sin los riesgos asociados a los fritos.
Además, el uso de pequeños electrodomésticos que permiten freír sin aceite, como las freidoras de aire, está ganando popularidad. Estas opciones pueden replicar la textura crujiente de los fritos sin necesidad de sumergir los alimentos en aceite, reduciendo así la cantidad de grasas y calorías ingeridas.
En definitiva, aunque las frituras sean irresistibles, la OMS advierte que su consumo frecuente en los restaurantes puede tener graves consecuencias para la salud. Elegir con cuidado lo que pedimos y optar por alternativas más saludables es clave para prolongar nuestra calidad de vida y bienestar.