Nuevo problema para Marlaska: el número de suicidios en prisiones se dispara en España

El suicidio, uno de los desenlaces más dramáticos de las enfermedades mentales, es un fenómeno que afecta a personas de todas las edades y condiciones en la sociedad, pero que adquiere dimensiones alarmantes en la población penitenciaria. Las condiciones específicas de reclusión, como el aislamiento y la soledad, aumentan el riesgo de suicidio, lo que exige una atención especializada por parte de los profesionales tanto del área de tratamiento como del área sanitaria y la de vigilancia de las prisiones. Un asunto que, inevitablemente, afecta al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística, la tasa de suicidios en España ha permanecido relativamente estable en los últimos años, situándose en 0,81 por cada 10.000 habitantes. Sin embargo, esta cifra contrasta con la realidad en las prisiones dependientes de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, donde la tasa ha alcanzado 7,3 suicidios por cada 10.000 internos en 2022, según cifras oficiales.

En los últimos años, los intentos de suicidio en los centros penitenciarios han mostrado una tendencia preocupante al alza. En 2023 se registraron 149 intentos, un aumento considerable respecto a los 97 intentos registrados en 2020. A pesar de esta alarmante tendencia, el número de suicidios consumados ha mostrado un ligero descenso, con 34 casos en 2022 frente a los 51 de 2020. Los datos de 2023 aún no están disponibles debido a la espera de autopsias e informes toxicológicos.

Esta realidad, aunque raramente reflejada en los medios de comunicación, es una de esas ‘patatas calientes’ que los distintos ministros del Interior van arrastrando. Fernando Grande-Marlaska, con varios frentes, entre ellos las reclamaciones de los cuerpos de seguridad del Estado para ser profesión de riego, también tiene este problema de los suicidios en prisión sobre la mesa.

LA PREVENCIÓN

A pesar de los esfuerzos del personal penitenciario para prevenir los suicidios y detectar conductas autolesivas, el sistema enfrenta graves carencias, especialmente en el ámbito sanitario. Más del 67% de las plazas de personal médico en las prisiones están sin cubrir, lo que dificulta la atención adecuada a los internos con problemas de salud mental. El ingreso en prisión incrementa el riesgo de suicidio debido al aislamiento, la incertidumbre y el estrés prolongado. A esto se suma el elevado porcentaje de internos con problemas de adicciones y la falta de conexión con sus familias, lo que genera un sentimiento de desesperanza. Aproximadamente el 40% de los reclusos sufre algún trastorno mental, en comparación con el 10% de la población general.

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Prisión de Melilla.

Un aspecto preocupante es el incremento de las agresiones a los trabajadores penitenciarios, muchas de las cuales se producen cuando intentan auxiliar a reclusos que intentan autolesionarse. Por todo ello, el sindicato ACAIP-UGT (Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias-Unión General del Trabajo) subraya la necesidad urgente de mejorar la formación del personal para la detección temprana de enfermedades mentales y actualizar los protocolos de actuación frente a estos casos.

LLAMAMIENTO A UNA REFORMA URGENTE

La disparidad entre las tasas de suicidio en las cárceles españolas y en la población general pone de manifiesto un problema grave que debe abordarse con urgencia. Desde ACAIP-UGT se insiste en que la privación de libertad no debería conllevar un aumento del riesgo de suicidio, y es responsabilidad de las instituciones garantizar el bienestar físico y mental de todos los internos. El sindicato demanda una solución inmediata a la falta de personal, en particular médicos, en las prisiones. Además, se propone revisar las relaciones de puestos de trabajo para adaptarlas a los nuevos perfiles de internos y así aplicar protocolos más efectivos que ayuden a reducir esta preocupante tendencia.

Por todo ello el sindicato mayoritario en el ámbito penitenciario hace un llamamiento a la sociedad para visibilizar el grave problema de salud mental en las cárceles españolas, donde el 40% de los reclusos padece padece algún tipo de trastorno psiquiátrico.