La crisis migratoria que esta viviendo Canarias tiene una conexión muy directa con la población costera de Gandiol en Senegal. Desde sus playas salen muchos de los cayucos que arriban a Canarias, tras una peligrosa travesía por el Océano Atlántico a merced de la mar y de las mafias que dominan esas rutas. Unos cayucos que antes servían para pescar y dar sustento a la población de la zona y ahora son utilizados para huir en una peligrosa aventura.
Una problemática que ha saturado el sistema de acogida canario y ha puesto en duda la solidaridad entre las regiones españolas, con algunas negándose a acoger a estas personas, poniendo trabas o intentando negociar el número de migrantes en acogida con el Gobierno central a cambio de prebendas políticas e identitarias.
Entre los factores que han desatado esta crisis, similar a la de 2004 en el caso de los migrantes senegaleses, es la perdida de empleo entre los pescadores y las consecuencias que ha traído esa circunstancia en la debilitada economía local.

GANDIOL PUNTO DE PARTIDA DE LOS CAYUCOS
Como cada mañana los pescadores de Gandiol recogen sus redes tras una dura madrugada en sus cayucos pescando de forma tradicional como han hecho durante generaciones. Una pesca de subsistencia que durante años se ha realizado desde los caladeros del norte de Senegal, uno de los mejores del mundo, pero que en la actualidad a penas dan para comer a alguna de las familias de la zona debido a la sobre pesca industrial.
Este estilo de vida históricamente fue capaz de alimentar a los pobladores de la zona que agrupados en pequeñas cofradías, según su barrio, calle o familia habían creado un pequeño sistema económico. Un modo de vida en el que los hombres ejercían de pescadores y las mujeres elaboraban la materia pescada y la vendían en el mercado de Gandiol o se acercaban a la cercana Saint Louis, segunda ciudad del país, a comerciar con sus productos.
Pero está forma de vida se acabo con los acuerdos pesqueros firmados con China y la Unión Europea (UE) a finales del siglo pasado y que fueron aumentando en condiciones y número hace unos 20 años. Un hecho que acabó por esquilmar los fondos marinos de la zona de una forma brutal con la pesca de arrastre, prohibida en muchos sitios del mundo, y que aquí tuvo cabida dentro de esos acuerdos.
El caso es que con los armadores chinos a cambio de dinero y con los europeos, entre los que destacan los españoles, dando dinero y facilidades para la migración y el control de la misma hay barra libre para la saturación de redes que han acabado por dejar la pesca de la zona en una situación crítica.

LA SOBREPESCA CAUSA DE DESEMPLEO EN LA POBLACIÓN LOCAL
Está claro que estos procesos globales que los países ricos han impuesto a los más pobres, de forma especial a los africanos, han provocado una fractura económica y social de grandes dimensiones y con una repercusiones sin precedentes en la población y su nivel de vida. Una presión que ha roto los mercados autóctonos y la forma de vida de muchas regiones de esos países pobres o en vías de desarrollo y la población ha vivido en primera persona estas nefastas consecuencias.
Como hemos dicho, en esos procesos numerosos barcos de la unión europea han incidido y esquilmado las aguas senegalesas. Allí, la UE desde hace más de 20 años con acuerdos claramente favorables a las flotas europeas, mejores a nivel tecnológico, han pescado en los ricos caladeros de África Occidental, con especial incidencia en Senegal y Mauritania. Un proceso con nefastas consecuencias para la base económica y alimentaria de esas poblaciones.
Pero sobre todo estos acuerdos han provocado el aumento y la peligrosidad de las migraciones transnacionales como forma de escape a estos desajustes sociales y económicos. Un desequilibrio tanto en la zona de partida, como de llegada, que en muchas ocasiones no pueden acoger de buena forma tal cantidad de gente.
En este sentido, cabe recordar que desde 1994, fecha de los primeros acuerdos pesqueros con Senegal, han llegado a canarias cerca de más de 200.000 personas desde las costas senegalesas.
«Aquí en Gandiol todas las familias tienen a alguien fuera, en España y Francia principalmente. También tienen a alguien el cementerio o desparecido en el mar»
DRAMA SOCIAL PARA SENEGAL
«Aquí en Gandiol todas las familias tienen a alguien fuera, en España y Francia principalmente. También tienen a alguien el cementerio o desparecido en el mar», asegura Ibrahim Gueye, pescador de la zona. Un drama que asola a toda la región y que describe lo que viven los pescadores tanto a nivel económico por la perdida de su sustento, como a nivel personal por la partida de sus hijos u otros familiares hacia el sueño europeo.
«Yo mismo sufrí la marcha de un hijo a Canarias, estuvo 10 días en el mar, sin a penas comida ni agua. Casi muere en el intento, no sabíamos nada de él, ni donde había llegado», comenta Ibrahim como reflejo del sufrimiento de estas personas.
Ibrahim trabaja con su hermano Sidi, son pescadores desde los 12 años y no saben hacer otra cosa. No emigramos por la edad que tenemos, pero entendemos a los jóvenes. «Aquí ya no hay trabajo de nada, los barcos europeos y chinos arrasaron con todo, nosotros a penas ya sacamos para nuestro consumo, lo normal es intentarlo en Dakar o en Europa«, relata Sidi.

El sector pesquero es esencial en África Occidental. Emplea a más de 1,7 millones de personas de forma directa y 6,7 millones de forma indirecta. Dentro de estos números tiene una vital importancia el sector pesquero artesanal, que ocupa a la inmensa mayoría de la población que crece de forma continuada. Por otro lado, un sector industrial, con un número muy inferior de trabajadores pero un peso clave en cuanto a las capturas.
Menos trabajadores, mas capturas igual a población local sin sustento y cuya única vía de escape son las colapsadas Canarias. El problema para España irá en aumento estos próximos años. Más de 10.000 personas desde 2016, desde cuando se cuentan los muertos. Y su reparto hacia la Península seguirá generando controversia como ahora entre políticos, regiones e instituciones de nuestro país.