Carles Puigdemont tambalea la unidad del denominado bloque progresista en el Congreso de los Diputados al proponer al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, someterse a una cuestión de confianza por el incumplimiento sistemático de los pactos sellados hace un año para mantener la legislatura. Puigdemont ha recibido todo tipo de críticas y menosprecios de todo el arco parlamentario con la excepción de Podemos, inmersos en la guerra interna por la hegemonía de la izquierda ante la caída de Sumar y Yolanda Díaz, prácticamente desaparecida en las últimas semanas y sin propuestas de calado para devolver la ilusión a sus votantes.
La formación liderada por Puigdemont insiste en la ruptura del acuerdo de legislatura por la falta de un compromiso real del PSOE, más cuando un año después de firmarlo no se han realizado progresos para lograr la amnistía al jefe de los independentistas más irredentos. «Prometieron y acordamos la amnistía a Puigdemont, pero no se ha materializado un año después de haberlo suscrito», han asegurado fuentes políticas de la formación.
PEDRO SÁNCHEZ NO ES DE FIAR, PERO PUIGDEMONT NO TIENE HERRAMIENTAS DE PRESIÓN
Puigdemont considera que Pedro Sánchez «no es de fiar» al impedir el avance y desarrollo del acuerdo sellado hace un año tras una reunión entre el número tres del partido y el líder de Junts en Bruselas, con la gran foto de una urna del referéndum del 1-O. Para el líder de Junts, la paciencia se ha agotado y se exige entrar en un nuevo nivel dentro de la política de confrontación al considerar que se ha llegado a «un punto de inflexión» para poner a prueba la credibilidad del Gobierno. Desde el PSOE y el Ejecutivo se niegan a celebrar la cuestión de confianza al considerar que tienen la mayoría de la sociedad.

Las advertencias de Puigdemont llegan en plena negociación de los Presupuestos, que podrían decaer si el Tribunal Constitucional da la razón al PP en su recurso por el veto del PSOE al Senado en la votación del techo de gasto.
Los votos de Junts y de los ‘morados’ son cruciales para sostener al PSOE en La Moncloa y ninguno de los dos está por la labor de dar su apoyo de forma gratuita. Ambos ven necesario un adelanto electoral por intereses partidistas. La coalición de Sumar se resquebraja mientras ERC afronta un proceso interno con un futuro incierto si la lista de Junqueras no obtiene la mayoría en las urnas debido a que el resto de candidatos ponen en cuarentena los pactos con Salvador Illa (PSC), quien defiende a capa y espada el traspaso de los impuestos a Cataluña pese a las críticas del PSOE en Asturias, Aragón, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura y parte de Andalucía.
LA CUESTIÓN DE CONFIANZA, UN HERRAMIENTA PLANTEADA POR EL PRESIDENTE DEL GOBIERNO
La cuestión de confianza solo puede plantearla el presidente del Gobierno, previa deliberación en Consejo de Ministros. Para la misma, el jefe del Ejecutivo deberá presentar un programa o realizar una declaración de política general, con un escrito motivo ante la Mesa del Congreso con el certificado del Consejo de Ministros.
Una vez admitido a trámite este escrito, la Presidencia del Congreso da cuenta a la Junta de Portavoces y se convocará al Pleno. En ese momento, se abrirá un debate similar al de investidura, donde el presidente del Gobierno no tendrá un tiempo estipulado para hablar y replicar a la oposición.
Tras el debate, la moción de confianza se someterá a votación al menos 24 horas después de su presentación, como ocurre con el debate de investidura. En caso de afianzar el apoyo del Congreso, el presidente del Ejecutivo mantendrá el poder, mientras que si la pierde, será el Rey quien designe al próximo candidato. En España se ha utilizado esta fórmula y se ha ganado siempre. Pedro Sánchez, por el momento, se resiste a mostrar realmente los apoyos porque una sola abstención le apearía de La Moncloa. De hecho, PSOE, Sumar y los partidos independentistas, a excepción de Junts y Podemos, suman 166 escaños frente a los 171 de PP, Vox, CC y UPN.

En Moncloa descartan por completo este escenario y solo se pondría a prueba la legislatura en caso de que prospere una moción de censura, que plantearía la oposición y que provocaría la inmediata dimisión del Gobierno y la convocatoria electoral.
PUIGDEMONT NO DESCARTA TUMBAR LOS PRESUPUESTOS
En España solo ha habido dos cuestiones de confianza, en septiembre de 1980 y en abril de 1990, con Adolfo Suárez y Felipe González. En ambos casos salieron victoriosos los presidentes al obtener la mayoría simple en la Cámara Baja.
Puigdemont y Podemos, además, tienen la oportunidad de realizar una cuestión de confianza en diferido con los Presupuestos del Estado, poniendo al PSOE contra las cuerdas si finalmente no se aprueban las cuentas públicas. Esta es la opción que estudia seriamente Junts para exigir el cumplimiento del pacto de legislatura. «No descartamos ningún escenario», advierten las fuentes consultadas. «El golpe vendrá en los Presupuestos si no hay marcha atrás y se da cumplimiento a nuestro mandato», advierten.
En Podemos mantienen la tensión, pero sin mostrar claramente las cartas. Los de Pablo Iglesias e Irene Montero tratan de forzar un nuevo adelanto electoral para dar un nuevo golpe en la izquierda y destronar a Sumar, una coalición que se disuelve con un azucarillo.
JUNTS Y PUIGDEMONT, A LA DESESPERADA

Por el momento, PP y Vox tildan de absurdo el movimiento de los independentistas y la izquierda radical, pero alejándose de las posiciones. Junqueras, líder de ERC si las bases se lo permiten, ha asegurado el PSOE «debe decidir si quiere cumplir o no quiere cumplir sus compromisos. Es el PSOE el que debe decidir si nos da argumentos al conjunto de la sociedad para evitar un Gobierno de PP y Vox».
Cabe señalar que la amenaza de Puigdemont es poco creíble por el momento. Ejemplo de ello fue su promesa de presionar a Pedro Sánchez para obtener la presidencia de la Generalitat a cambio de mantener su apoyo en La Moncloa, pero Salvador Illa se encuentra en el Palau de la Generalitat, Sánchez en la Presidencia y Puigdemont en Waterloo.
Por el momento, el farol de Puigdemont no se lo cree nadie, aunque está por ver si Podemos dará el paso e iniciará una guerra cuerpo a cuerpo contra el PSOE y Sumar en unas hipotéticas elecciones adelantadas.