La cátedra extraordinaria sobre Transformación Social Competitiva (TSC) de Begoña Gómez dejó unos ingresos netos de 36.750 euros para la Universidad Complutense de Madrid (UCM), que afirma verse perjudicada por su imagen y sufrir una «importante devaluación reputacional y de prestigio como consecuencia de diversos procedimientos judiciales» relacionados con el máster. Este motivo fue esgrimido para suprimir estos estudios.
No obstante, el codirector de la cátedra extraordinaria, José Manuel Ruano, consideró que todos los cursos de Formación Continua son «autofinanciables» con la matrícula de los alumnos y, además, generadores de recursos públicos, con un peso del 15% de los ingresos totales de la tesorería del centro universitario. En el caso de la cátedra extraordinaria, los ingresos netos alcanzaron esos 36.750 euros en sus tres ediciones, un montante que Ruano quería devolver a las empresas participantes o bien destinarlo a becas. El peso de la cátedra de Begoña Gómez alcanzó el 6,67% del total de los ingresos de las 51 cátedras extraordinarias, hasta los 160.000 euros, según apuntó la interventora, Elvira Gutiérrez-Vierna.

A pesar de la loable propuesta, la gerente general de la UCM entendió que el mejor destino era el Presupuesto general de la universidad, una decisión a la que Ruano se opuso, según recoge la propia documentación enviada por la Complutense al juez titular del Juzgado de Instrucción 41 de Madrid, Juan Carlos Peinado, a la que ha tenido acceso MONCLOA.
RUANO NEGÓ LA EXISTENCIA DEL SOFTWARE DE BEGOÑA GÓMEZ
Los directivos de la Complutense consideraron oportuno la supresión de las cátedras extraordinarias de Begoña Gómez por el bajo número de alumnos, un hecho que para Ruano resultaba cuanto menos controvertido. Según expuso en la reunión celebrada el pasado 7 de octubre, el codirector de la cátedra se opuso férreamente al cierre de la cátedra extraordinaria sobre TSC, comunicado el pasado 26 de septiembre. En el mismo encuentro, Ruano llegó a negar la existencia del software de Begoña Gómez, pese a que la Complutense realizó un concurso público para terminarlo.
La vicerrectora de Formación Permanente de Empleabilidad y Emprendimiento trasladó la decisión de suprimir las cátedras de Begoña Gómez a pesar de haber sido renovados en mayo de 2023 durante cuatro años más al considerar también el bajo número de alumnos, un criterio al que se acogió la cúpula ejecutiva sobre la cátedra extraordinaria para dar por concluidos estos estudios. Era la primera vez que se esgrimió este baremo para tumbar una cátedra extraordinaria, según indicó Ruano, quien aseguró que numerosos títulos universitarios cuentan con igual o menor número de alumnos o ingresos.

EL CIERRE DE LAS CÁTEDRAS DE BEGOÑA GÓMEZ POR EL BAJO NÚMERO DE INSCRIPCIONES
De hecho, expuso que el Máster en Dirección de Captación de Fondos (Fundraising), iniciado en 2012, tuvo 28 estudiantes en sus dos modalidades de impartición y la comunicación de su cancelación se produjo 20 días antes del inicio de este curso, cuando contaba con alumnos matriculados y 52 preinscritos. Por este motivo, no se les dio la oportunidad de formalizar la matrícula.
La vicerrectora le puntualizó que tanto el máster de TSC como el de Fundraising se suprimen, pero el segundo por «falta de alumnado suficiente», motivo por el que se canceló la actividad docente propuesta, pero no se hizo ninguna comunicación desde el Vicerrectorado, sino que se anunció a la propia Begoña Gómez a través de la Escuela de Gobierno, el organismo del que dependía la cátedra extraordinaria.

Ruano no estuvo de acuerdo en la decisión y consideró que la continuidad de la cátedra extraordinaria dependía de la dirección de los cursos, pero Carmen Mitxelena, directora de la Escuela de Gobierno, le corrigió al señalar que todos los directores de los cursos tendrían en cuenta una serie de cuestiones económicas y académicas para determinar la continuidad de los estudios. En concreto, señaló que los alumnos prescritos no realizaron el pago de la matriculación, mostrando así una precisión a las alegaciones de Ruano, quien denunció que no fue informado a pesar de ser el director del máster.
LA DISCUSIÓN SOBRE QUÉ HACER CON EL REMANENTE DE LA CÁTEDRA DE BEGOÑA GÓMEZ
En cuanto al remanente dejado por la cátedra de la Complutense, Ana Cantalejo, gerente general de la Complutense instó a destinar el remanente líquido de la cátedra extraordinaria de Begoña Gómez a pagar el crédito debidamente comprobado y en el que hubiera incurrido los estudios dirigidos por la esposa del presidente del Gobierno en el ejercicio de sus actividades, destinando el sobrante a los Presupuestos de la UCM, tal y como estipula la cláusula sexta in fine de la cátedra.
«El profesor Ruano propone que, si no es posible el reintegro a las empresas financiadoras, el remanente de la cátedra sea destinado a becas de formación para los alumnos», destacó el informe enviado por la Complutense al juez Peinado. En la votación de la supresión de la cátedra participaron José María Coello de Portugal y Carmen Mitxelena.
En todo momento se ha seguido el procedimiento y que tales dominios nunca han pertenecido a la Complutense ni han estado registrados en la OTRI ni se han seguido los cauces legales con el fin de que fueran inscritos a nombre de la universidad
Por otro lado, el vicerrector de Tecnología y Sostenibilidad de la Complutense se pronunció sobre las cuestiones de naturaleza tecnológica relativas a la cátedra extraordinaria TSC. En un primer lugar, indicó que no había constancia de los vínculos de la UCM con las webs que albergaron la plataforma TSC, el software encargado por Begoña Gómez a Indra, Google y Telefónica y que se finalizó tras un concurso público concedido a Deloitte por 60.500 euros.
LOS DOMINIOS DE BEGOÑA GÓMEZ DECAYERON POR FALTA DE PAGO
Begoña Gómez registró entonces los dominios transformatsc.com, transformatsc.es y transformatsc.org. Ninguno de ellos fue tampoco reservado por la UCM a través del preceptivo proceso administrativo, mientras que la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) «asesoró» a Begoña Gómez sobre la creación de marcas y que los dominios estaba pagado por «las personas que componen la cátedra», según relató Ruano.

A juicio del vicerrector de Tecnología, el software debió haberse desarrollado en el marco de la cátedra extraordinaria, mientras constató que no hubo una cesión de derechos oficial de los dominios no había sido solicitada por la Universidad Complutense, ni estos pertenecían por título alguno a la universidad.
Para Ruano, el software, presentado ante empresarios, no existió y solo se interesó por la renovación de los dominios, mientras la UCM tampoco quiso hacerse cargo de los mismos. «En todo momento se ha seguido el procedimiento y que tales dominios nunca han pertenecido a la Complutense ni han estado registrados en la OTRI ni se han seguido los cauces legales con el fin de que fueran inscritos a nombre de la universidad, y por tanto, la UCM no tiene que pronunciarse en relación con estos dominios», afirmó.
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