Escuchar música mientras conduces puede hacer que el trayecto sea más ameno, pero esta práctica habitual podría traer consecuencias inesperadas si no tienes cuidado. La Dirección General de Tráfico (DGT) advierte que, aunque la música en sí no es ilegal, sí lo es que el volumen se convierta en una distracción que impida la atención plena al volante. Un gesto tan común como subir la radio para disfrutar de una canción favorita podría terminar en una desagradable sorpresa: hasta 3.000 euros de multa, según la gravedad de la distracción.
Aunque esta cifra pueda parecer exagerada, la realidad es que, según la DGT, cualquier acción que afecte negativamente la concentración del conductor está tipificada como sancionable. La música alta en el coche es considerada como una distracción, sobre todo si impide escuchar señales acústicas importantes o te aísla de lo que sucede a tu alrededor. Saber cómo gestionar correctamente el volumen y prestar atención a estas indicaciones podría evitarte no solo multas, sino accidentes graves.
1UN PLACER CARO: POR QUÉ LA DGT PUEDE MULTARTE POR LA MÚSICA EN EL COCHE

En España, la Dirección General de Tráfico contempla claramente las distracciones al volante como una de las principales causas de accidentes de tráfico. Entre estas distracciones, la música en el coche tiene un papel protagonista, aunque no por sí misma, sino cuando su volumen elevado afecta directamente la capacidad de concentración del conductor. un volumen excesivo puede impedir oír señales acústicas importantes, como las sirenas de una ambulancia, y esta circunstancia justifica plenamente la sanción.
De hecho, según el reglamento de circulación, la infracción por distracción al volante puede alcanzar cifras tan elevadas precisamente por el riesgo que supone para la seguridad vial. La multa base por distracciones suele rondar los 200 euros, pero puede incrementarse significativamente si se demuestra que la música fue responsable directa o indirecta de un accidente grave. En estos casos, la sanción económica puede ascender considerablemente hasta esos preocupantes 3.000 euros.
Lo que la DGT quiere evitar es precisamente que los conductores subestimen este riesgo. Muchas personas creen que poner la música alta no tiene consecuencias, pero un despiste de tan solo tres segundos circulando a 120 kilómetros por hora puede significar recorrer más de 100 metros sin prestar atención a la carretera, distancia suficiente para provocar un grave accidente.