La conservación del jamón una vez cortado se ha convertido en un auténtico desafío para los amantes de este manjar que buscan mantener sus cualidades organolépticas intactas durante el mayor tiempo posible. El método Michelin para conservar el jamón, desarrollado por expertos en gastronomía de la famosa guía y adaptado para uso doméstico, se ha revelado como una solución sorprendentemente eficaz para quienes desean disfrutar de este preciado producto con el mismo sabor, aroma y textura que tendría recién salido del cuchillo del maestro cortador. Esta técnica, que combina conocimientos ancestrales con principios científicos modernos, ha comenzado a popularizarse entre chefs profesionales y gastrónomos aficionados por sus extraordinarios resultados.
Tradicionalmente, los métodos caseros para conservar el jamón cortado incluían desde envolverlo en papel film hasta guardarlo en recipientes herméticos, opciones que, si bien protegen momentáneamente el producto, suelen alterar sus características esenciales en cuestión de horas. El problema se intensifica considerando que muchos consumidores adquieren jamón ya loncheado por comodidad, renunciando involuntariamente a la experiencia sensorial completa que este alimento puede ofrecer. Frente a esta situación, especialistas de Michelin estudiaron detalladamente los procesos de oxidación y deshidratación que afectan al jamón tras su corte, desarrollando un sistema que mantiene las lonchas en condiciones óptimas durante períodos significativamente más largos que los métodos convencionales, democratizando así el acceso a una experiencia gastronómica de alta calidad sin necesidad de consumir el producto inmediatamente después de su corte.
2EL MÉTODO MICHELIN REVELADO: UNA TÉCNICA PROFESIONAL AL ALCANCE DE TODOS

La técnica Michelin para conservar el jamón se fundamenta en un principio sorprendentemente simple pero efectivo: la creación de un microambiente controlado que simule las condiciones de humedad y temperatura ideales para el jamón recién cortado. El proceso comienza seleccionando un paño de algodón puro, preferiblemente sin tintes químicos, que se humedece ligeramente con agua mineral (nunca del grifo debido a su contenido en cloro). Este paño, escurrido meticulosamente hasta el punto exacto de humedad donde no gotea pero mantiene cierta frescura, servirá como primera capa de protección para las lonchas, proporcionando la hidratación necesaria sin provocar que el jamón se empape.
Una vez preparado el paño, se disponen las lonchas de jamón en una sola capa, evitando superposiciones que dificultarían la conservación uniforme. A continuación, se realiza el pliegue que distingue al método Michelin de otras técnicas convencionales: envolver el conjunto formando un paquete similar a un sobre, donde el jamón queda completamente protegido pero no comprimido. Este paquete se introduce posteriormente en un recipiente de cristal con cierre hermético, colocando en su interior un pequeño cuenco con agua y unas gotas de vinagre blanco, creando así una atmósfera con el nivel justo de humedad que evita la deshidratación sin favorecer el desarrollo de microorganismos. El recipiente debe conservarse en la zona menos fría del refrigerador, idealmente entre 6 y 8 grados centígrados, temperatura recomendada por los expertos de Michelin para mantener las cualidades del jamón sin comprometer su seguridad alimentaria. Este método, aplicado correctamente, permite conservar las lonchas con un sabor prácticamente idéntico al recién cortado durante un periodo de hasta 72 horas.